Capítulo 23.

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—¡Bien, bien, te lo diré! Te diré todo. —Me rendí.

Le conté todo lo que estaba pasando.

—Y todas las noches van a un lugar solo ellos dos. —Conlcuí. —Anoche salieron, pero, ni siquiera nosotros. —Miré a Karen. —Sabemos dónde están ahora.

—¿Por qué no me lo dijiste? ¡Puede que ahora estén e riesgo! —Gritó eufórica.

—Mamá, ya sé que estás enojada, pero, puedes abofetearme después, ahora necesitamos saber dónde están ___ y Nau.

Nau:

—Un gatito en el techado, solo sin su lady. —Tarareaba ___. —Ahh. —Suspiró. —Señor Gutiérrez, ¿cuál es su plan para acabar con Rodrigo?

—Debemos esperar a que por lo menos los dos guardias estén dormidos; he visto dónde tienen las llaves, están en su cinturón del de la izquierda.

—Bien. ¿Me estás diciendo que piensas que se dormirán? —Preguntó burlona.

—No han comido, ni bebido en días, el cuerpo humano puede resistir no comer, pero no beber, jamás; al parecer también son prisioneros de Rodrigo, en cualquier momento pueden quedar profundamente dormidos. Además, el aroma a gasolina es fortísimo. —Me interrumpió.

—Ni que lo digas, estoy a nada de desmayarse.

—Aguanta un poco más, bebé, pronto saldremos de aquí. Continúo, no aguantarán mucho para dormir. —Terminé.

...

—Cariño. —Susurré. —Se han quedado dormidos, vamos.

Asintió.

Formamos un gancho con un arete que ___ llevaba y un pedazo de alambre que nos habíamos encontrado.

—Tomaré las cadenas. —Dijo.

—Vale.

Acerqué un poco el gancho que habíamos formado al cinturón de uno de los guardias, este se movió un poco.

—Es el fin. —Pensé.

Sin embargo, este volvió a dormir y logré tomar las llaves. Al tener las llaves en mis manos abrí con cuidado.

—___, sal ahora.

Ella salió y yo la seguí. Los guardias estaban profundamente dormidos, así que los atamos con las cuerdas. Pero, solo nos dio tiempo para atar a uno, ya que el otro se había despertado.

—Vaya, parejita. ¿A dónde creen que van?

—A tomar un café, ¿quieres ir con nosotros? —___ no perdía el sarcasmo ni en las situaciones de peligro.

—Claro. —Le siguió el juego. —¿Qué tal un café con tu sangre?

—Paso, je, je. —___ comenzó a correr y la seguí.

Nos estábamos quedando sin energía, no habíamos comido, ni bebido.

—Tengo una idea, tú sigue, yo me quedo. —Dijo ella.

—¿Qué mierda? ___ eres una. —Me interrumpió poniendo un dedo en mis labios.

—Shhh, por una vez, déjame protegerte, voy a distraer al guardia, y tú lo noqueas por detrás.

—Bien. —Asentí.

___:

Nau siguió corriendo derecho y yo me escondí detrás de un baúl que había cerca. Cuando el guardia llegó, salí de ahí.

Comencé a caminar hacia él moviendo las caderas de un lado a otro exageradamente, un pie detrás del otro, desabroché un poco mi camisa.

—Hey. —Dije con un tono seductor. —¿Qué te parece si en vez de un café, pasamos una noche juntos? —Me acerqué más a él.

—Suena tentador. —Me tomó de la cintura. Estaba logrando mi objetivo. —Ya sabía que no te podías fijar en un inmaduro como Nauzet.

Nau:

Debía admitir que ___ se veía sexi, pero no estaba para pensar en cosas que no.

Cuando el guardia la tenía en sus brazos, me acerqué lentamente y logré noquearlo con un tubo de hierro que había en el suelo.

—Inmaduro, pero ya te dejó en el suelo. —Dijo ___.

—¿Pasamos una noche juntos? —Pregunté con mis labios en su cuello.

—Calla, que traumante fue eso. —Dijo abrochando su camisa. —Pero claro que la pasaremos. —Me dio un beso. —Ahora corramos.

Seguimos corriendo, ella era muy veloz, había dormido un poco antes de salir, cosa que yo no, por lo tanto tenía más energía. No se dio cuenta y me dejó atrás.

—¿A dónde piensas ir? —Llegó Rodrigo por detrás.












Ya sé, ya sé. Odienme por no actualizar esta historia; pero tenía un bloqueo mental grandísimo, aaaah. Me ha regresao' la inspiración, ah; así que estaré actualizando más.

¡Muchas gracias por leer y por la paciencia!

𝘕𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘴𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵𝘰.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora