XI

64 7 3
                                    

Necesitaba hacerlo, necesitaba dejar de sentir todo aquel dolor, necesitaba sonreír de nuevo para poder enfrentar el tener que ver a su senpai como siempre, tenía que sacar todo ese amor de sí misma.

Sabía que no podría hacerlo de un día para otro, pero lo intentaría, por lo mientras usaría la máscara que su senpai le había enseñado.

Sonreír como si nada doliera, como si el haberla amado, no doliera.

El reloj despertador sonó anunciando un nuevo día para Rinon, quien abrió los ojos deseando dormir más, pero de repente todos los recuerdos del día anterior se agolparon en su mente e hicieron que se concentrara en uno solo.

Momoko confesándole que estaba enamorada de ella.

Ese pensamiento la hizo muy feliz.

Haciendo que se levantara rápidamente de la cama para poder llegar a la escuela, normalmente se daría su tiempo para hacer sus cosas, pero ahora la prisa corría por su cuerpo.

Si llegaba temprano tendría la posibilidad de encontrarse con Momoko y podría hablar con ella, para al fin acabar con todo ese enredado asunto y por fin confesarle su amor.

La llegada del tren hacia la parada más próxima hacia Sakura Gakuin se le había hecho muy lenta, intentaba prepararse para saber que decir en el momento que tuviera a Okazaki de frente.

No quería equivocarse de nuevo y dañarla más.

El solo recordarle el ver como la chica lloraba desconsoladamente mientras le confesaba su amor le provocaba tristeza.

Todo por no hablar correctamente, Momoko ahora mismo pensaba que tenía algo que ver con Hana y que le había roto el corazón.

Si Taguchi supiera lo que había hecho, ahora sería ella quien le rompería la cara, por haber lastimado a su amada y por ser demasiado terca.

Movió la cabeza negativamente, ahora no era el momento de pensar en esas cosas, estaba a unos pasos de entrar a la escuela.

Un ligero escalofrío recorrió su cuerpo, aquel que siempre la recorría cuando iba a entrar a escena.

Aquel que predecía la emoción de hacer algo importante, lo que sus compañeras llamaban nervios.

Y como siempre que tenía que subirse al escenario, esperaba que todo saliera bien.

Los minutos pasaban y no había rastros de Momoko o que diera el indicio de que iba a aparecer en cualquier momento, el timbre anunciando el inicio a clases, le decía que no podía esperar más.

Así que resignada tuvo que caminar hacia su salón de clases, pero mantenía un brillo de esperanza que más tarde podría verla en los ensayos del grupo.

No le importaría faltar de nuevo.

Ella necesitaba hablar con Okazaki, de ese mismo día no pasaría que saliera de la mano con Momoko como su novia.

Las clases pasaron lentamente para Isono, quien ya solo contaba los minutos en el reloj, notando que inclusive no daban el toque del timbre a la hora que correspondía si no minutos después.

En otro momento arreglaría eso, en ese momento solo le importaba una cosa y era llegar a los ensayos.

Porque ahí vería a Momoko.

El timbre sonó e Isono fue la primera en saltar de su asiento, sorprendiendo a todos, ya que normalmente la presidenta del consejo era la más tranquila y casi siempre salía al último, pero al parecer hoy tenía mucha prisa.

FiebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora