01. Secuestro.

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Christopher.

Su cuerpo estaba desvanecido por completo mientras ella no sabía absolutamente de nada, pude percibir su cuerpo moverse con delicadeza sobre mis manos.

Anclé mis ojos a la parte baja de mis brazos y la noté, la vi por segunda vez.

Tan indefensa que sabía que ni porque se despertará, no podría moverse.

Aquella palabra, indefensa.

Una palabra exacta para describir este momento, ella emana un aura que posiblemente fue el hecho de razón para hacerme cometer esto.

Cuando mis fosas nasales inhalaron con delicadeza la rica fragancia que desprendía de su cuerpo, me había quedado fascinado, el hecho de sentir su respiración cerca de la mía me enloqueció y cualquier acto indecente cruzo por mi mente.

Sentí desfallecerme justo cuando sus acolchados labios se adhirieron a los míos.

No quise de ninguna manera apartarme de ella, y supe que ella sería mi adicción, sabía que algo no estaba bien y acerté, ella quería escapar.

Negué con lentitud al acordarme de eso, definitivamente era lo único que haría que ella quisiera, táchenme de loco y demás, pero ella era solo mía.

Y no en un ámbito malo, simplemente la quería solo para mí.

Podrían pensar que esto solamente era el pensamiento de alguien loco y posiblemente psicópata, pero solo yo sabía lo que esto se sentía y me importaba a mí.

Su cuerpo se movió lentamente justo cuando mi auto se detuvo con lentitud al pie de mi mansión.

Mis manos rápidamente se ciñeron con fuerza en su cuerpo, mientras la pegaba al mío con delicadeza, la puerta fue abierta por uno de mis hombres, o bueno, por alguien de mi personal.

—Señor. —saludó con un pequeño asentamiento, su piel bronceada fue la primer que vi cuando su mano abrió la puerta, percibí su mirada pesada en mis brazos, justo donde sostenía a ______.

Su mirada subió rápidamente a la mía y con un poco de temor pregunto—¿Lo ayudó con ella? —cuestionó, me fue inevitable no mirarlo con incredulidad y con la mandíbula apretada.

—Tócala y eres hombre muerto. —exclame tajante, verdaderamente era muy cínico de su parte hacerlo.

Este tipo verdaderamente era estúpido.

Recuerda aún porque trabaja para ti, Christopher. —me dije a mi mismo.

Un pequeño ruido salió de los labios de ______, sonreí mientras la miraba con cierta tranquilidad.

—Tranquila mi amor, solo era un pequeño ruido. —le hice saber, sabiendo que aún estaba dormida. —vuelve a dormir—susurré sereno.

Y como si fuese orden, observé como sus ojos se cerraron de nueva cuenta, y como se perdía en aquella nube, sabía que cuando despertase estaría aturdida y no tendría fuerza por aquel formuló que aspiró.

Como pude, abrí la puerta de mármol que mostraba mi recámara, sonreí de nueva cuenta justo cuando una pequeña ráfaga de viento golpeó contra su rostro, la dejé sobre esta, dejando su cuerpo caer y descansar sobre las cálidas sábanas blancas.

Pude darme cuenta de la gran capa de largas pestañas que cubrían sus ojos cerrados y como la hacía ver más angelical, sus labios se encontraban cerrados, percibí su respiración tan serena y lenta tanto que pude darme cuenta que dormía plácidamente en mi cama.

Con delicadeza acerqué mi mano a su rostro, y la removí tan lento que parecía que no quería romperla o desmoronarla, pero cuando mi mano rozó por segunda vez su rostro que fue para acariciar lentamente su rostro, su cara se movió ante aquel tacto y su mano se levantó con lentitud, su mano agarró la mía y quiso apartarla de su cara.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora