05. Sueños: un adiós.

867 57 7
                                    

¿Qué? ¿Cómo sabía eso?

Es decir, ¿Él también los veía? Pero eso, solo me hizo pensar que, de alguna forma, sus sueños conectaban en los míos, y quería saber si nuestro panorama era el mismo, es decir, si ambos sueños eran la posibilidad de conocerse bajo sueños en distintos escenarios que se presentará.

—Sí—afirmó—es... algo raro, pero, siempre estás en mis sueños—murmuró con pesadez—cada uno en un diferente escenario, una vez te vi... en un puente, y... —no termino de hablar porque él lo hace por mí, interrumpiéndome.

—Chocamos por error, tú venias en una bicicleta, parecía ser que venias apurada, no lo sé, quizá estabas aprendiendo, por su parte yo venía caminando que, terminaste pasándome la bicicleta encima mío.

—En esta vida te pido perdón —bromeó y él se ríe negando.

—Definitivamente me debes miles de disculpas, como yo a ti... —termina por decir y, el silencio aparece, no hay nada más tranquilo que solo escuchar por lo bajo los ruidos exteriores a nosotros.

Pero decido romper el silencio.

—Han pasado muchos sueños que siento que te conozco realmente—pase un mechón de mi cabello detrás de mí oreja porque este había interrumpido mi visión. —Sé que no te conozco, pero, algo dentro de mí, siente que si lo hace...

—Lo sé... —susurra—me pasa lo mismo.

—Aunque, el ultimo sueño, era con referencia, a una de las tantas cosas que hemos coincidido, no sé de qué se trataba, pero parecía ser con referente a vampiros. —niego ladeadamente—no, no lo sé, solo te vi ahí, parado con una sonrisa, mientras me esperabas en entrada de aquel lugar, me extendiste tu mano justo después que me clavaron una estaca en mi corazón, tomé tu mano y, simplemente después desperté, así sin más.

—De alguna manera nos conocemos—dijo con la mirada hacia el frente. —tengo entendido que, en uno de mis sueños o bueno, nuestros sueños. —especifica—te gusta mucho la pasta—añade logrando que suelte una risa, una que retumba entre nosotros.

—Odio la pasta. –escupo y él carcajea, dejando que suele lo melodiosa y contagiosa que puede llegar ser.

Pero al final de cuentas termina siendo verdad, en una de esas pesadillas, o bueno, sueños quiero decir, variaba nuestras personalidades, en distintas, y solo ahí, me gustaba aquella pasta, solo ahí porque la verdad era que lo detestaba.

—Tu risa es contagiosa, y, es tal como lo recuerdo... —le digo mientras mis ojos caen hacia la vista que ahora se nos ofrece.

—Creo que también lo repetías mucho... —murmura y ruedo los ojos divertida, definitivamente sí.

—¿Por qué siento que esta conversación ya la hemos tenido? —pronunció buscando su mirada y su respuesta. —¿Por qué siento que te tengo demasiada confianza? —preguntó y él se encoje de hombros.

—Sinceramente ni yo lo sé, solo sé que estoy igual. –respondió dándome una sonrisa. —platicamos después, parece que ahora si vienen los chicos... —murmura antes de simplemente darme última vez una sonrisa y alejarse a pocos metros de mí, dejando una distancia entre los dos.

Puedo darme cuenta que la atmosfera se llena de risas y ruido alguno, que penetra suevamente por mis tímpanos, sus voces llenan este lugar, y simplemente el ruido de sus zapatos golpea tan fuerte como si quisieran hacer notar que llegaron.

—¡Llegamos! —chilla con devoción Gregory mientras camina hacia nosotros.

—Joder Christopher no debiste haberte ido demasiado rápido, nos costó un buen intentar alcanzarte... —exclama con voz agotante Erick, mientras se coloca una de sus manos a la parte de su pecho, como si costase llenar sus pulmones de aire.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora