06. Reconciliación.

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Christopher se encontraba tomando junto a sus amigos en un boliche, un raro lugar para hacerlo, pero al final de cuentas, había iniciado como un encuentro deportivo, estaban sentados ahí, mientras olvidaban un poco todo lo que martillaba su cabeza.

Una sonrisa amarga cruzó por su rostro al recordar aquella pelea con su novia. Tomó el último trago y sintió su cabeza dar vueltas, se podía decir que el alcohol por fin había hecho efecto, su visión era borrosa y algo desenfocada.

Con las pocas fuerzas que le quedaba miró a sus demás amigos, Jeffrey jugaba con la punta de un vaso, Daniel sostenía con firmeza a una rubia, que si le era de admitir tenía el cuerpo que era considerado el cuerpo perfecto ante la sociedad.

Jean miraba con amor la foto de su novia en su celular, y él estaba que se caía. Todos absolutamente estaban pasados de copas, a excepción de aquel chico de cabello azabache, Jean.

—Joder, chicos ya es tarde—murmuró con la voz áspera el único sobrio de ellos. —debemos irnos, ______ me matará si no te llevo sano y salvo a casa Christopher. —Dijo mientras negaba.

El chico de familia adinerada pagó todo lo que sus amigos habían bebido, le pido ayuda a aquel barman y los subió a su hermoso auto negro, Jeffrey se despidió de aquella rubia no sin antes pedirle el número de teléfono cosa que ni pasado de copas se le borraba.

Jean estaba un poco irritado, pero esto no impidió que manejará. El primero que dejó fue a Daniel el chico se despidió y por fin entro a su casa, después fue momento de ir a dejar a otro más de sus amigos, y el segundo en dejar fue a Jeffrey quien apenas podía mantenerse despierto y de pie.

—Vamos Jeff, entra a casa. —susurró mientras del bolsillo de Jeffrey sacaba un juego de llaves.

Introdujo una de ellas y la puerta se abrió, entró junto con aquel ebrio y lo dejó recostado sobre el primer sillón que observó, sin pasar minutos Jeff ya dormía plácidamente sobre ello.

Seguramente mañana tendría un dolor de cuerpo por la mala postura, pero por ahora lo disfrutaba, mañana sería un dolor de cabeza.

Dejó la llave sobre una mesa que vio, y salir terminó poniendo seguro, le había puesto llave al picaporte, para que nadie pudiese entrar a la casa del hombre.

—Ahora solo falta uno... —escupió con un ligero suspiro pesado.

Esto de dejarlos no era muy bonito que digamos, pero si lo era pasar tiempos con ellos cuando estaban conscientes.

Solo faltaba dejar a Christopher y podía estar tranquilo que a sus amigos no les pasaría nada pues ya estaban en casa, solo esperaba que _______ no se enojase con él. Jean camino hacia su auto y emprendió camino hacia ello.

La casa de Christopher por suerte quedaba a la vuelta de la calle de la suya, así que sería más fácil ir a dejarlo y en menor tiempo, Christopher solo estaba sentado en el asiento de copiloto con los ojos cerrados, pero aun despierto.

—Jean—le llamó—¿Qué haces cuando Eli se enoja contigo? —preguntó tras soltar varios hipidos, hipidos que solían ser causa de la cerveza en su sistema.

Jean solo esbozó una sonrisa tras mirarlo suavemente de reojo.

—¿Por qué lo preguntas Christopher? ¿Te has peleado con ______? —murmura y el castaño solo asiente sin emitir ruido.

—Se molestó porque no paso mucho tiempo con ella, Jean. —balbuceo mezclando las palabras, quizá por el alcohol—mi trabajó me mantiene ocupado, ser psicólogo no es algo tan fácil, me gustaría arreglar mis propios problemas como arreglo él de los demás, ella piensa que la engañó. Pero joder... yo la amo más que a mi propia vida.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora