Capítulo XVI: "Descubriendo a Grace Fisher"

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   El olor a unos huevos a la sartén inundaron toda la casa y Grace con la cabeza pegada a la almohada lo percibió. Levanto su cabeza para ver mejor y se asustó…

−  Esta no es mi cama… −se acomodó en la cama enorme, las sabanas eran de color crema con mosaicos, vio a su alrededor y vio un armario enorme, un plasma en la pared, una enorme ventana,  frunció el ceño… − Y tampoco es mi casa.

   Se levantó y un horrible dolor de cabeza llego, puso su mano en su frente arrugando la cara, se movió hasta el baño que estaba justo al lado de la habitación, era enorme. No pudo evitar curiosear, abrió todos los cajones, el botiquín, salió del baño y vio un montón de ropa tirada en el piso, junto con la de ella, Grace sonrió, escucho a alguien tararear fuera de la habitación, se abrigo un poco, se puso unas pantuflas y salió.

   Vio todo con mucho detalle, habían muchos cuadros colgados, el papel tapiz era precioso; siguió el olor delicioso de su despertar y llego hasta la cocina. Estaba todo desordenado, vio los restos que había y supuso que lo que Jonathan estaba haciendo eran omelettes…

−  Buenos días bella durmiente –Grace salto y se dio la vuelta rápidamente.

−  Dios, me asustaste –dijo ella poniendo su mano en su pecho exaltada.

− Lo siento, te veías tan linda dormida que no quise despertarte.

− ¿A qué hora te levantaste?

− Como eso de las 9 de la mañana.

−  Tu haciendo el desayuno y yo durmiendo como una vaga… −dijo tapándose la cara.

− De todos modos no iba a dejar que me ayudaras a cocinar… −se acercó hasta ella y le dio un tierno beso en la mejilla, la guio hasta lo que parecía una pequeña terraza llena de plantas, con una hermosa vista a la ciudad…

−  ¿Esta es tu casa? –pregunto Grace mientras se sentaba.

− Ocasionalmente, mi verdadera casa está en otro barrio.

−  ¿Un barrio más sofisticado? –dijo acercando la taza de café que él le ofreció.

−  Llámalo como quieras, de todos modos igual hay bullicio.

Grace asintió lentamente, masticando el pan tostado.

−  Esta es tuya, ¿Verdad? –pregunto ella tirando la polera azul que traía puesta.

−  Sí.

− Entonces me desvestiste, pervertido –dijo bromeando.

− Yo no iba a dejar que durmieras con tu única prenda, Grace, además no vi nada que no haya visto antes –dijo de forma pícara.

− Eres un coqueto, está en tus genes –dijo ella sonriéndole.

   El desayuno estuvo delicioso los omelletes estaban geniales, el café y las tostadas que él había hecho estaban mejor, luego de eso Jonathan le pidió que se vistiera mientras él lavaría los platos, ella obedeció y se fue directo a la habitación, busco su ropa en el suelo, cuando la encontró se vistió rápido, en un intento de ponerse los pantalones  se golpeó el pie con la mesita de noche, se mordió la lengua para no gritar, giro su vista hacia la mesita y  vio una foto de Jonathan, la tomo y una sonrisa salió, era una foto de él  más joven, quizás unos 19 o 20 años, lucia con su pelo mucho más rubio y con rulos disparatados, posaba junto a una chica igual de rubia que él, se parecían bastante y supuso que podría ser su hermana…

Half The world Away © (en pausa :/)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora