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Habían pasado unos pocos días más, Muichiro por alguna razón me pidió que lo acompañará a entrenar, según él ambos necesitábamos entrenar más, mucho más. Además de que buscábamos juntos el herrero Kanamori, que era el nuevo forjador de Muichiro.
Entramos a la sala, ya estaba anocheciendo y aun no lo encontrábamos, pero si encontramos a Tanjiro durmiendo con su hermana recostada en sus piernas, no lo había visto desde que entrenamos con la muñeca.
—Puede que él sepa algo.— le susurré a Muichiro, él asintió.
—Pícale la nariz.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Para levantarlo, que más.
Alzé los hombros y me acerqué a Tanjiro, lo suficiente como para agarrar su nariz y apretarla un poco.
—Tanjiro quiero preguntarte algo.— le dije para que se despertará de una vez.
Él al darse cuenta de nosotros se asustó y retrocedió agarrando su nariz.
—¿¡_____?! ¿¡Piqueaste mi nariz?!
—Fue su idea.— respondí señalando a Muichiro.
—¿Tokito-kun? ¿_____? ¿Qué hacen juntos?
Yo ladee la cabeza sin saber que contestar. Entonces Nezuko se levanto con energía alzando los brazos. Al mirarme comenzó a correr hacia mi y yo trate de alejarme de nuevo inútilmente.
—Solo buscamos al forjador Kanamori.— respondió Muichiro por mi.
—Nezuko creo que esto es divertido para ti ¿No?— susurré cuando ella volvió a volverse pequeña y se subió encima mío, dejándome boca a bajo.
Me siento como un prisionero siendo retenido.
—Creo que esta con Haganezuka-san, ¿Porqué preguntas?
—Él es mi nuevo herrero, ¿Dónde se encuentra Haganezuka?
—¡Puedo llevarlos con él si desean!
Muichiro miro indiferente a Tanjiro. Yo solo los veía y escuchaba aún con Nezuko en mi espalda haciéndome peinados raros.
—¿Porqué te interesa tanto? ¿No tienes nada más que hacer?
—Ayudar a las personas también puede resultar útil para uno al finalizar el día.— respondió con una sonrisa. —Y también tenía ganas de volverlos a ver, así que, que buen momento.
Miraba con un poco mas de detalle al de cicatriz, sus ojos eran similares a los del padre de Muichiro, ambos tenían un ligero brillo de generosidad, qué ayudarían a cualquier persona sin pensarlo dos veces, sin hablar de que ambos eran extremadamente amables con todos.
Muichiro me miro de reojo algo sorprendido. Luego volvió a mirar a Tanjiro. —¿Qué? ¿Qué acabas de decir?
