21; No Hablaré

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La pelinegra abrió la puerta lentamente e intentó subir poco a poco las escaleras, había un ruido el cual daba terror ¿Lin? No tiene sentido... su madre era una buena persona, mi madre me contó sobre ellas varias veces y nunca haría algo que me perjudicara a mi o Cole, toda la habitación estaba oscura, Diana sacó un palo que tenía en su maletín "de protección" y prendió el faro que estaba a su lado

-¡Señora May! ¡Lin!-- gritó ella. Los dos se encontraban atados a una silla con pañuelos en la boca tratando de liberarse

-Diana...-- dijo una voz

La niña volteó asustada y su padre la amarró al lado de ellos, sus manos y piernas se encontraban atadas a una ventana, no podía siquiera moverse, un solo intento y caería de cabeza por las escaleras del ático

-¿Así qué creíste que no soy inteligente? Ay pequeña Diana, no sabes todo lo que puedo hacer para mantenerte con nosotros, de hecho, deberías estar agradecida, te hemos dado todo, tu madre y yo te hemos protegido ¿así nos pagas? que lástima que Eliza no te halla criado tan bien como pensé...-- exclamó el hombre mientras caminaba de izquierda a derecha

La muchacha empezó a llorar, las lágrimas no cesaban, el corazón de los tres palpitaba a mil por hora, el padre de la pelinegra seguía hablando y hablando, Diana gritaba pero nadie la oía, la casa era grande y no habían vecinos cerca, estaban ellos solos.

-Oh señora May, creí que usted si era una mujer razonable, me apena que su único hijo halla salido... usted ya sabe, enfermo...

-¡No le hable así a mi madre!-- le dijo y le escupió

-Estúpido...-- se dió la vuelta y rió

-Padre, iré contigo, solamente dejalos a ellos en paz, no tienen nada que hacer acá...-- exclamó Diana bajando la cabeza

-No tiene sentido, ¿qué hacen en MI casa entonces?

-Necesitaban una casa, YO les ofrecí esta

-Está bien... se irán

Madre e hijo se miraron fijamente como si Dios se reflejara en sus ojos

-Pero no hablarán de nada...

-Olvídese de eso- dijo la mujer

-Señora May cállese por favor

-Ohhh, bueno en ese caso no me dejan otra opción...

El padre de Diana bajó las escaleras y estuvo un tiempo en el sótano, veinte minutos después retornó con las manos detrás del torso..

-No era mi intención hacer esto, ustedes me están obligando

El hombre dió a luz lo que tenía entre sus manos, un objeto pequeño y mortal... agarró el arma y apuntó a la cabeza de la mujer sin dudarlo dos veces.


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No hay mucha descripción hoy, muchas gracias por leer y esperen el nuevo capítulo

𝐎𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐋𝐮𝐧𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora