C5. Después de la muerte.

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Christopher inspiró con fuerza frenando sus pasos delante de la puerta. Sacó el aire por su boca y abre la puerta lentamente.

—Hola.—saludó Christopher entrando en el departamento.

Detuvo sus pasos cuando encontró a Danna recostada sobre el sofá con Noah sobre su pecho. Ambos completamente dormidos y pareciendo lo más adorable que habían sus ojos alguna vez. Colocó con cuidado las llaves del auto sobre la mesa de la sala y volvió a mirarlos un momento.

Dejó salir el aire de                                                   sus pulmones una vez más y cuando los ojos de Danna se abrieron lentamente él le ofreció una pequeña sonrisa.—Hola.—saludó la castaña.

—Lo siento si te desperté.—respondió el joven.

—No estaba dormida realmente.—murmuró encogiéndose de hombros.

—Claro, porque los ángeles no duermen…—Danna suspiró.

—Pues algo así.—susurró.—¿Sostienes a Noah mientras preparo la cena?—preguntó y el corazón de Christopher se aceleró de inmediato.

—Para ser sincero la verdad es que no creo que sea tan buena idea…—murmuró.

—Vamos, Christopher.—lo animó.—Lo sostuviste el otro día…—él dejó salir un largo suspiro por su boca y asintió lentamente.

—De acuerdo.—respondió.—Pero sostendré a Noah mientras tú vas a la habitación y te vistes porque saldremos…—anunció.

Los ojos de Danna lo miraron fijamente y pestañeó un par de veces.—¿Saldremos…?—repitió en voz baja.

—Sí. Hice una reservación para cenar…—la miró.—Bueno…si es que es quieres salir conmigo y con Noah, quiero decir…

Una pequeña sonrisa se abrió paso en los labios de Danna.—¿Me lo estás preguntando de verdad…?—Christopher se rio.

—Bueno…sí.—murmuró frunciendo sus labios.

—Escucha…—comenzó él.—Dame a Noah…no sé demasiado sobre esto pero le pondré ropa bonita mientras tú haces lo mismo ¿de acuerdo?

Los ojos de Danna lo miraron un momento y una amplia sonrisa se formó en sus labios. Se puso de pie y caminó con pasos lentos hasta él.  Le entregó al niño con cuidado de no tocarlo y Christopher suspiró cuando la cabeza del pequeño apoyó contra su hombro. Un largo suspiro lo abandonó y el corazón del castaño se aceleró dentro de su pecho.

—¿Podrías darle el biberón si es que despierta…?—él asintió lentamente. Danna frenó sus pasos una vez más y ancló sus ojos en él un momento.—Eh…

—En la cómoda que hay en la habitación de huéspedes están todas tus cosas…—anuncia. Danna inspiró con fuerza y asintió débilmente.

—Pensé que tú…

—¿Qué me había desecho de ellas?—Danna asintió débilmente.—No podía. Tal vez era solo masoquismo o algo parecido pero nunca  me deshice de tus cosas; solo las guardé para no tener que verlas…

—Justo como hiciste con las fotografías de la boca.—comentó la castaña.

Christopher apartó la mirada anclándola en la pequeña cabecita del pequeño.—Sí, algo así…tenerlas a la vista me di cuenta que me producía mucho más dolor del que yo creía que era capaz de soportar…entonces decidí retirarlas y guardarlas.—hizo una pausa.—Supongo que al final de cuentas alguna vez  se las mostraría a Noah…

—¿Lo harías…?—preguntó ella.

—Sí.—asintió.—Supongo que él tenía derecho a conocer a su madre. Al principio de lo que tú podrías pensar; él es importante para mí…

EL RASTRO DE UN ÁNGEL (EBDUA #3)Where stories live. Discover now