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16 de agosto de 2021

-Joder, Mimi ¿Puedes darte cuenta de una puta vez?- lágrimas brotaban ya sin control de mis ojos.

Mordí mi labio inferior mirándola mientras sentía que todas las palabras que quería decir se me atoraban, formando un nudo en mi garganta.

-Miriam... ojalá dar marcha atrás y-la irrumpí.

-Mira, puede que hayan cambiado muchas cosas, Mimi, muchas. Pero lo que no va a cambiar nunca es que de la única persona de la que he estado enamorada eres tú ¿vale? Y sé que si las circunstancias hubiesen sido otras ahora mismo tu y yo estaríamos haciendo cualquier cosa que no fuese estar aquí paradas discutiendo como gilipollas. - Ella bajó la mirada, hasta diría que intimidada por mis palabras - ¿Ahora me vas a decir que ese verano no fue nada?

***

22 de junio de 2016

-Pues no sé qué se supone que voy a hacer tita, si en este pueblo nada más que hay viejos - mi tía Isa rió ante mis palabras mientras me ayudaba a subir las maletas a la que iba a ser mi habitación hasta septiembre.

-Con las ganas que tenía tu primo de verte, Miri... Verás cuando vayas a recogerlo al colegio que ilusión le va a hacer - sonreí imaginándome a mi primo pequeño, Dani.

Había venido a pasar el verano con mis tíos y abuelos al sur de España, en un pueblito muy pequeño de Huelva perdido en el campo. Verde, precioso y libre de toda la toxicidad de una ciudad grande.

Por desgracia, por el tema de mis estudios, este año no pude venir mucho, por no decir nada, y mis padres dijeron que sería buena idea pasar el verano aquí.

La verdad es que me había imaginado un verano en la playa o en cualquier otro sitio del mundo, si soy sincera, pero bueno, aquel lugar nunca decepcionaba y tenía muy buenos recuerdos allí ¿por qué este año sería menos?

-Venga, deshaz las maletas, haz lo que tengas que hacer y ve a recoger a tu primo - dejó mi equipaje encima de la cama.

-¿Voy andando? - ella rió.

-Cariño, esto no es Madrid. Aquí en 5 minutos te has cruzado el pueblo. Simplemente tienes que tirar esta calle toda recta, giras a la derecha hasta que veas el único colegio que hay aquí - asentí.

-Ya ni me acuerdo de esto, si te soy sincera - comencé a organizar mis cosas.

-¡Pues ven más! - me gritó desde abajo haciendo que una risita se me escapase.

Una vez ya estuvo todo hecho, fui al colegio para recoger a Dani el cual se alegró muchísimo al verme allí de sorpresa.

-¡Prima has venío'! - asentí cogiéndolo en brazos para ir a casa.

-¿Te ha gustado la sorpresa, peque? - el asintió efusivamente.

-Mucho, mucho porque como estás estidiando, ya no vienes mucho a vernos - solté una carcajada y asentí dejando un beso en su cabeza.

-Pues hasta septiembre me vas a tener aquí contigo - el me miró sorprendido.

-¡Un montón! - asentí.

-Pues si, un buen montón.

Al llegar a casa, mis abuelos también fueron a comer y a verme por lo cual me alegré muchísimo y los saludé a todos sintiéndome muy feliz. Después de mucho tiempo pude reencontrarme con ellos y para mi era una suerte poder pasar estos meses juntos. Se me estaba haciendo bastante duro no tenerlos en Madrid, o en Galicia junto a mis padres.

Por no hablar de lo bien que comimos. Pocas cosas hay como la comida de mi abuela. Que bien sentaba después de haber estado tanto tiempo sin probar nada hecho por ella.

Ya después de ponernos todos al día de nuestras vidas, comenzamos a recordar momentos en los que vine en verano de los cuales contamos mil anécdotas entre risas, haciéndome ver realmente lo que necesitaba eso.

-Oye, Miri ¿te acuerdas del camping? - me preguntó mi tía. Yo asentí.

-Pues han hecho una asociación de juegos de mesa allí e igual hay algún amigo tuyo por allí. Lo mismo te gustaría acercarte esta tarde - yo me encogí de hombros y asentí.

-Por mi genial, la verdad. - siempre me gustaron los juegos de mesa, sobretodo los roles. Pero dentro de lo que mi tía me dijo, algo me pareció extraño - ¿Y como que igual hay algún amigo mío aquí?

-Pues igual que tú, han venido nietos y sobrinos de amigos nuestros y de gente del pueblo. Seguro que alguien conoces. También habrá gente nueva seguro, igual hasta te echas novio- rodé los ojos.

Yo, más bollera que la panadera ¿con novio? Si claro, cuando los cerdos vuelen.

-Si si, dos novios me voy a echar tita. - suspiré llevándome el plato a la cocina.

-O novia... - escuché decir a mi abuela.

No me volví para mirarles pero no pude evitar sonreír al ver que su mente estaba abierta a otras posibilidades. Tenía mucha suerte con mi abuela.

No mucho más tarde, cuando Dani se durmió la siesta después de haberme enseñado sus ochocientos muñecos, decidí que sería un buen momento para ir a tomar un café y jugar un buen rol.

Si de algo me acordaba del pueblo, era de donde estaba el camping, por lo cual, me calcé y salí de casa, no sin antes despedirme de mis abuelos, que era los únicos despiertos en la casa.

Al llegar al sitio, mi cabeza desbloqueó muchos recuerdos que me hicieron sonreír algo nostálgica.
Cuantos sucesos en un lugar tan pequeño...

<<y los que me quedaban... >>

-¡Hola, buenas! ¿Me pone un café con leche por favor? - pregunté amable al señor, el cual, al darse la vuelta reconocí al instante.

-¡Miriam! Hija, que alegría verte por aquí ¿como estás? - preguntó Toni, el padre de la que había sido mi mejor amiga hace unos años en el pueblo.

Mi cabeza barajó la idea de que ella pudiese estar aquí. Pero después de tanto tiempo lo descarté completamente.

-¡Toni, que sorpresa! Pues nada, he venido a visitar a mi familia - expliqué sonriendo.

-Mira, ahora mismo te pongo el café ¡Pero invita la casa! - se lo agradecí, contenta- ¿Te apunto al rol de esta tarde?

-Si, por favor - el asintió y cogió una libreta donde ya había algunos nombres apuntados.

-Por cierto, en esa mesa hay alguien que seguro que se muere de ilusión al verte-me giré viendo de espaldas una melena rubia.

Mi corazón perdió algunos latidos ¿De verdad estaba aquí?

-¿Mimita?

Hygge // Miriam2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora