V

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Blanca. Así fue como me quedé.

De repente a mi mente comenzaron a llegar pequeños recuerdos de esa noche.

Joder...

-Mimi...

-Miriam, responde - ¿y que le decía? ¿qué si? ¿le mentía? ¿me mentía a mi misma? - Ah, Genial.

Se dispuso a irse. Pero esta vez no lo iba a dejar pasar, no otra vez.

La agarré del brazo e hice que se diera la vuelta para mirarme.

-Me gustas- dije con la voz temblorosa- Y no viene de ahora. Me llevas gustando años, Mimi.

Una lágrima resbaló por mi mejilla.

No me atrevía ni siquiera a mirarla a la cara, pero necesitaba explicarme.

-Miriam...

-No, espera. Necesito explicarme - ella asintió - No sé qué fue lo hice aquella noche, Mimi, no tengo ni puta idea. Pero no quiero que te quedes con eso, sino con lo que te voy a decir ahora.
El último verano que estuvimos juntas supe que lo que sentía por ti no era una simple amistad. Pero en ese momento, el miedo pudo conmigo y no te lo dije porque no quería que nada entre nosotras cambiase.
En estos cuatro años he estado con otras personas, si, pero es que no he sentido por ninguna lo que he sentido y siento por ti ¿entiendes? con ninguna, Mimi.
Cuando pensé que podría empezar a superarlo, vine aquí y te encontré de nuevo.
Todo volvió, absolutamente todo. Exactamente igual que la primera vez.
Y ahora no se que es lo que va pasar pero... solo quiero que sepas que te quiero, rubia. Te quiero mucho y jamás te haría daño a propósito.

Quise levantar mi mirada, pero me veía incapaz de hacerlo por mi misma.

En cambio, ella colocó su mano en mi barbilla haciéndome chocar con sus ojos.

Lágrimas recorrían mis mejillas y el miedo por mi cuerpo. Pero entonces, ella sonrió y de sus labios salió una leve risa. Negó repetidas veces con la cabeza.

-Somos gilipollas.

Fue lo último que dijo antes de chocar sus labios con los míos.

No me lo esperaba. No me lo esperaba para nada, por eso tardé en reaccionar.

Pero cuando lo hice, coloqué mis manos en su cintura y la apreté contra mí, temiendo que todo esto fuera un sueño.

Pero no, estaba pasando de verdad. No puede evitar sonreír en medio del beso.

-Ay Mimi... - dije una vez nos separamos.

-Miriam - aún estaba intentado asimilar lo que acababa de pasar.

-¿Si?

-Tu también me gustas y me has gustado desde el primer momento que te vi- soltó un suspiro de alivio - pero... te juro que pensé que eras la persona más hetero del mundo y jamás te dije nada porque para que me rechazaras...fui una estúpida, no debí haber dado nada por hecho. De todas formas creo que también tenía demasiado miedo para decírtelo y mi mente puso eso de excusa.

-¿¡Hetero yo!? - dije escandalizada. - ¿Nunca te dije que me gustan las tías?

-Joder pero si siempre hablábamos de tíos ¿no?

-¡Ricky hablaba de tíos! ¡Yo soy bollera!

Las dos comenzamos a reír por el poco sentido de nuestra conversación.

Por muy raro que pueda parecer, era una persona a la que no le gustaba hablar mucho de mi vida.

Además, entre nosotros, jamás salió el tema de la orientación sexual de cada uno. Supongo que porque nos resulta algo tan sumamente normal que nos da igual.

Hygge // Miriam2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora