Sueño Criogenico

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El Corazón de Oro iba a toda velocidad cruzando el espacio estelar. Ford estaba ansioso por recuperar a su amigo terrícola, Zaphod tenía sed de aventura y Marvin iba de viajante.

-Estamos a casi nada de llegar al restaurante donde secuestraron al terrícola- avisó Zaphod

-¡Vamos por ti, Arthur!-gritó Ford

Marvin se acercó por detras y soltó un suspiro

-No es que a alguien le importe lo que digo, pero el restaurante esta al otro lado del universo

Ambos hombres miraron al robot. Zaphod detuvo la nave, dio la vuelta y esta vez navegó a un ritmo normal. Tardarían un día mas en buscar a Arthur.

El pelirrojo, sin embargo, no tenía prisa. Acabado el ejercicio, se quedaron tirados en la cama para descansar. Arthur abrazaba una almohada, Khan acariciaba las hebras rojizas de su cabello.

-¿Estas bien?- preguntó Khan

-Estoy felíz

-También yo

Sus razones no eran tan diferentes. Khan se alegraba de ver el rostro real del pelirrojo sonreir y mostrarle sus multiples expresiones, ademas de escuchar su verdadera voz llamar su nombre. Arthur estaba felíz por tener acción después de mucho tiempo y porque había sido con alguien realmente apuesto, sin contar que esa persona le había dicho que estaba enamorada de él.

-Dilo de nuevo- dijo Arthur

-¿Qué cosa?

-Lo que dijiste en la sala de entrenamiento

Khan besó la frente del menor y sonrió levemente

-Estoy enamorado de ti

Arthur cubrió su rostro con la almohada y soltó un sonido de frustración

-Que vergonzoso

-¿Lo es?

El pelirrojo levantó el rostro y enseñó su mejor sonrisa

-Yo también lo estoy

Khan recordó una duda que tuvo desde que cambiaron cuerpos

-¿Puedo preguntar algo?

-¿Qué?

-¿Por qué traías una toalla?

Arthur puso un rostro serio que alertó a Khan

-Una toalla es el objeto de mayor utilidad que puede tener un autoestopista intergaláctico

-...¿Lo es?

-Eso dice en la Guía del autoestopista galáctico

-¿Qué es eso?

-Es una especie de libro electrónico. Te dice todo lo que necesitas saber sobre cualquier cosa. Es su cometido

Arthur dejó de lado la charla y la almohada y se subió sobre las piernas del mayor

-Khan, ¿crees.. que podríamos hacerlo de nuevo?

-¿Crees aguantarlo?

-Tengo un pez en el oido, fui golpeado por palas en el rostro, amenazado con armas y convertido en sofá. Creo que puedo soportar otra ronda

Khan tomó su mano y besó el dorso

-Como digas

Así pasaron otro rato, con las actividades que eran entretenidas para los humanos y algunas otras especies. La voz de Arthur hacía eco por a nave, los roses se sentían ardientes, sus cuerpos unidos era una sensación que ambos encontraron muy placentera.

Arthur estaba sobre la pelvis de Khan moviendo su cuerpo; de repente sus ojos se tornaron blancos, la saliva caía por su barbilla, dejó de moverse y comenzó a balbucear incoherencias. Khan lo tomó de los hombros y lo sacudió

-¡Arthur!

-La respuesta es...42

-¡Arthur!

-Salud...Vía de...

Entonces se desmayó. Khan pudo sentir el súbito golpe que estremeció la nave y por un segundo escuchó ruido blanco, seguido de un sonido sordo. Entraron al hiperespacio. Dejó a Arthur recostado en la cama y corrió al puente, através del enorme visor pudo ver un frío y oscuro espacio infinito. Divisó un punto lejano, lo horrorizó

-No..¡No!

Golpeó el tablero de mando y fue a la sala central. En las pantallas se mostraba la aproximación de la nave a ese pequeño planeta que creía destruido. Ceti Alpha VI.

-¿Por qué ahora? ¡¿Por qué has vuelto?!

Pateó el tablero, golpeó las pantallas y arrancó una palanca furioso. La nave se había redirigido por su cuenta debido a su vieja configuración. Un aire frío se coló en la nave cuando entraron en la órbita del planeta; la desolación y la falta de un sistema a su alrededor lo habían hecho inhabitable incluso para los gusanos de Ceti. Si no cambiaba el rumbo, morirían congelados antes de llegar a la atmosfera.

-Arthur

Corrió a la habitación. El pelirrojo seguía inconciente, su cuerpo se estaba tornando azul. Se apresuró a ponerle sus ropas y lo cargó hasta el baño, allí lo dejó en la ducha queriendo cubrirlo con agua caliente, pero las tuberías ya habían congelado y nada caía. Le dio un puñetazo a la pared y volvió a cargar a Arthur. Le puso uno de sus abrigos con capucha, la toalla al cuello y lo mantuvo consigo todo el tiempo. Envió un rapido mensaje através del espacio con la esperanza de que fuera recibido a tiempo y se acostó en la cama abrazando a Arthur bajo las sabanas. Besó su frente y lo apretó contra su pecho para proporcionarle calor, pero él mismo comenzaba a congelarse.

Improbable (Kharthur)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora