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Aún es temprano, hace horas se fue Lucas y solo pude dormir un poco. Realmente no estoy cansada, lo mejor sería ponerme al día con mis estudios. Después de todo no creo que haya alguien despierto a esta hora y no quiero molestar a las hermanas después de que posiblemente llevan días cuidándome.

Me levanté lentamente, sentí mi cuerpo un poco pesado pero aún así hice el esfuerzo.

¿Debería ir a la biblioteca por libros? Podría servirme para caminar un rato y distraerme al mismo tiempo.

En cuanto estuve un poco cerca de la puerta esta se abrió abruptamente dejando ver a Félix quien entró apresuradamente junto a Lilly.

- ¡Princesa! -gritaron ambos al unisono-

Lo primero que sentí fueron los brazos de Lilly rodeandome en un cálido abrazo. Y detrás de ella notaba a Félix con una expresión de alivio y felicidad.

- Mi princesa, no sabe cuánto nos preocupamos -dijo está vez depositando un tierno beso en mi frente-

- ¿Lilly? -

- Me alegra que haya despertado, princesa -Félix me dedicó una sonrisa-

- Ya estoy bien, Lilly. No tienes de que preocuparte -sonreí para ambos-

- Primero debería regresar a la cama, aún está débil y necesita recuperar fuerzas -

Ah...

- Ya te dije que estoy bien, dormí durante días ¿Verdad? Son ustedes quienes deberían descansar. No se preocupen por mi y vayan a dormir un poco. Félix de seguro tiene mucho trabajo, no deberían molestarse -

- Princesa... -

Ambos me miraron con una expresión preocupada, hasta que escuché los pasos apresurados de Hanna.

- ¡Princesa! Su majestad vino a visitarla -

No entendía nada, y la expresión de sorpresa de Félix claramente no ayuda. Antes de que pudiera pensar en algo más la figura de Claude a pocos metros de nosotros me dejó helada.

¿Está molesto por qué arruiné la fiesta de Jenneth?

No hay otra razón por la que Claude viniera a verme. Es imposible que siquiera le tomara importancia al hecho de que casi muero, otra vez. Después  de todo, eso sería lo mejor para el.

Al estar casi frente a mi se detuvo y bajo la mirada, por un momento no lo reconocí. Parecía diferente, perdido, como si no estuviera consciente.

Sus ojos estaban rojos y un poco hinchados, su cabello rubio parecía despeinado y su cuerpo parecía débil y más delgado que la última vez que lo vi.

Su mirada estaba nublada, como si ni siquiera estuviera consciente de que Félix, Lilly y Hanna estuvieran ahí.

Iba a hacer una reverencia para saludar, como es costumbre. Pero su voz me interrumpió.

- Estas despierta -habló en tono bajo-

Sorpresivamente su voz también era diferente del tono frío que conozco. No era cálida, pero tampoco cortante.
Era suave y neutral, nunca antes lo había visto así.

Entonces recordé lo que vi mientras dormía, el Claude frente a mi se parecía al que me había mostrado el hada. Alguien que ya no parecía tener razón para vivir sin el amor de su vida, el hombre frente a mi no era el emperador, era el niño que hace 16 años perdió al amor de su vida y su única luz.

Hasta cierto punto siento pena por él, después de todo el también era un niño cuando lo perdió todo ¿Era esto de lo que hablaba cuando me pidió que lo salvara?

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