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Ahora estoy parada en el mismo lugar, apreciando la misma escena, pero no es igual. El Duque Alpheus, el joven Duque y...Jenneth.

Los susurros de las personas aún llegaban a mis oídos, mientras todos ven como esa señorita de cabellera castaña se presenta ante el emperador, como lo observa con esos ojos que brillan cual topacios, con una mirada angelical.

- Una nueva princesa -

- ¿Que sucederá con la princesa Athanasia? -

- ¿Es por eso que su majestad no escoltó a la princesa? -

- Al parecer la princesa no tiene el favor del emperador -

Sentí como dolía mi pecho, una sensación de inseguridad me invadió.

¿Realmente había cambiado algo?

¿Solo era el vestido lo que conseguí?

¿Podrían ser las cosas diferentes?

La duda se hizo presente. El dolor regresaba, aún cuando pensaba que ya no me importaba su amor.

¿Por que ahora me siento así?

Viendo como ella le sonríe, una expresión que yo jamás podría tener.

Antes de que las lágrimas se escaparan de mis ojos corrí hasta el balcón.

No me quedaría allí para que me humillaran, no otra vez.

Pronto comenzaría el primer baile en parejas, estar ahí mientras otra joven tenía toda la atención del emperador era absurdo. Simplemente me quede en medio del frío de la noche mirando hacia la nada.

No soporté mas...

Los recuerdos regresaron, mi orgullo dolia, mi corazón agonizaba.

Mis lágrimas escaparon...

Un llanto silencioso; cargado de dolor, frustración e impotencia.

Un corto momento en el que perdía mi juicio.

Sentí una mano en mi hombro, la vergüenza casi se apoderó de mi, sequé rápido mis ojos y traté de salir de ahí sin mirar a la persona. Me detuve al sentir el agarre en mi mano y sus palabras me devolvieron a la realidad.

- Oye tonta, ¿me dejaras aún cuando vine por ti? -

Sentí un ligero alivio al darme cuenta.

Vi a Lucas parado cerca de mi, aún sosteniendo mi mano. Traía un atuendo poco usual para el, su ropa era formal, pero no tanto como los grandiosos trajes que traían los jóvenes nobles. Lucas detestaba la ropa que no le fuera cómoda, siempre usó camisas simples, botas y túnicas.

¿Se vistió así para venir aquí?

Lo observé y noté un poco de molestia en su rostro.

- ¿Por que lloras? -preguntó

Su tono de voz era distinto, parecía irritado.

- No tiene importancia - murmuré

- Entonces deja de llorar por cosas sin importancia -

Me devolvió a la realidad.

Es cierto...esta vez lo tengo a el, esta vez se lo que sucederá, se cómo solucionar las cosas.

- Gracias -

Una gratitud llevada con una sonrisa, un gesto simple y sincero que solo podré darle a él.

- Entonces vamos adentro el baile esta por comenzar -

¿Eh?

¿Baile? ¿Se refiere al baile de aprejas?

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