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Siguiendo la sugerencia que se le había dado, se había dado un rápido baño, intentando disfrutar al máximo la sensación del agua tibia cayendo por su piel, tenía bastante tiempo que no experimentaba esa sensación, sin embargo no se permitió tardarse ni un minuto más de lo necesario, no queriendo abusar de la amabilidad de la que, al menos en parte, había sido receptor.

Tras terminar se asearse, hizo uso de la crema que la mujer le había entregado, intentó cubrir los golpes más recientes y los de mayor tamaño, pasando sus dedos sobre su amoratada piel, intentando no ejercer demasiada presión para evitar generar mayor dolor que el de por si ya tenía.

Viendo se en el espejo no pudo evitar sentir cierto asco por si mismo, la piel se adhería a sus costillas y la poca piel que no tenía golpes portaba viejas cicatrices, mismas que trazaban irregulares surcos, la mayoría se veían pálidas sobre su piel, mientras otras aún tenían un color rojizo, todas ellas reflejando lo defectuoso que era su cuerpo, solo reflejaba la forma en que era en su  interior, pensó con amargura. Casi sin ser consiente comenzó a untar la crema con mayor fuerza, intentando borrar aquellos pensamientos de su mente, más allá de cómo se vieran, el problema era lo que cada una de ellas significaba, al verlas casi podía sentir que revivía el momento en que fueron hechas, cada uno de los golpes, cada uno de los cortes ...

Tuvo que detenerse cuando el aire abandonó sus pulmones producto de la intensa corriente de dolor que lo atravesó cuando inconscientemente presionó de más en una de sus costillas.

Se permitió tomar un par de respiraciones profundas para calmarse, recordándose que debería de aprovechar el tener un sitio cálido para dormir, ya por la mañana podría hundirse en esos pensamientos, pero solo por hoy se permitiría pensar que las cosas podrían ser diferentes.

La ropa que le habían dado le quedaba bastante bien, quizás un poco floja pero no era nada para quejarse, así que con una falsa apariencia de tranquilidad se dirigió a la habitación. Bien podría fingir por esa noche que las cosas estarían bien.

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Al despertar no podía estar seguro de cuanto tiempo había dormido, sin embargo su cuerpo se sentía bastante bien; el dolor estaba ahí, en el fondo, recordándole la presencia de las lesiones, pero una buena noche de sueño parecía haber hecho milagros por el resto.

Viendo por la pequeña ventana noto que debería de ser bastante temprano aún, quizás las 5 o 6 de la mañana, sin embargo se obligó a levantarse después de estirar un poco su cuerpo, no debía olvidar lo que el hombre había dicho, tenía que encargarse de arreglar el desastre que había hecho, siempre dejando un desastre a su paso, y si podía irse antes de que este se levantara, mucho mejor, no quería más problemas.

Tras ordenar la habitación, reunió las pocas cosas que le habían regalado la noche anterior, así no tendría que regresar y podría irse tan pronto como terminará.

No queriendo irse sin agradecer la hospitalidad brindada, comenzó a buscar en los cajones algo que pudiera serle útil, hasta que en uno de ellos encontró un pequeño bloc de notas y por suerte un lapicero, en los cajones también había un par de productos de aseo personal, sin embargo ni siquiera les dio una segunda mirada.

Tras dejar una breve nota salió de la habitación para dirigirse a las caballerizas. Debía de agradecer que su memoria no fuera tan mala, ya que logró llegar a la entrada sin contratiempos y para su suerte, sin encontrarse con nadie.

A paso lento recorrió el camino hasta las caballerizas, dejando que su mente  se perdiera en sus pensamiento, sin lugar a dudas todo ese lugar era simplemente hermoso, incluso se permitió imaginarse viviendo ahí, podía verse despertando cada mañana para después desayunar con sus padres, quizás sentado debajo de alguno de los tan frondosos árboles y su madre pasando sus dedos entre las hebras de su cabello mientras lo despedía para irse al colegio ... soltó el aire en sus pulmones bruscamente en una amargar risa, era como si pudiera recordar la sensación, por supuesto que sabía que era una tontería, sus padres habían muerto  cuando era demasiado pequeño como para que recordara algo de ellos, ya ni siquiera podía recordar con claridad sus rostros, mismos que en algún momento logró ver en alguna fotografía, era como si con cada día se volvieran más borrosos y con ello los perdiera un poco más.

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