Capítulo 15

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-Mamá...me gustaría hacerte una pregunta-le dije.

-Oh, claro. Dime.

-Ya que nos hemos mudado...Querría saber si existe la posibilidad de que me cambie de colegio.

Ella se quedó pensativa.

-Pues, debería ver qué opciones hay, pero, puede ser.

Se me iluminó la cara.

-¿En verdad?

-Sí.

-Gracias.

Me fui de la cocina y oí que tocaban la puerta, así que fui a abrir.

-Hola.

-¡Santiago! No te esperaba-dije sin ocultar mi emoción.

El sonrió.

-Bueno, aquí estoy. Visita sorpresa.

-Vaya, han pasado como dos semanas de que nos conocemos y mira qué bien nos llevamos-dije.

-Cierto, ¿no? Oye, ¿quieres que vayamos a tomar algo?

-Seguro, voy por un abrigo, espérame aquí.

Por alguna razón no dejé que entrara en la casa. No es que desconfiara de él, pero lo de Mateo me había traumado de por vida.

-Ma, voy a salir con Santiago un rato, no me tardo-le avisé.

Me miró cómplice.

-Cuídate y pásatela bien.

-Sí. Adiós ma.

Salí de mi casa y no lo vi.

-¿Santiago? ¿Dónde está ese patán?

Miré hacia mi derecha buscándolo, pero por mi izquierda me tocaron un hombro y me gritaron. Me asusté.

-¡Estúpido!-lo regañé.

Santiago se mataba de risa.

-Eres un imbécil. Ya vamos

Seguía riéndose.

-'¿Dónde está ese patán?'-me reparaba- Hubieras visto tu cara cuando aparecí.

Puse los ojos en blanco.

-Buena broma, pero hay mejores-lo desafié.

-¿Ah si?

-Obviamente.

-¿Y esas las haces tú?

-Tendrás que averiguarlo.

Me miró divertido. Luego, había un café frente a nosotros, y decidimos entrar. Nos sentamos en una mesa y comenzamos a charlar. Me quité el abrigo y lo dejé en el respaldo de la silla.

-Bueno, y cuéntame-me dijo- ¿Qué tal tu vida?

-Pues...seré sincera contigo. Mi vida siempre fue una mierda.

Se quedó asombrado.

-¿Por qué?

-Empecemos. Cuando nací, mi padre nos abandonó a mi madre y a mí. Luego, cuando tenía seis años, mis tías Ana y Nora murieron en un accidente de auto, y todo comenzó a cambiar. Mi madre me trataba mal y eso me hacía desconfiar de mis capacidades, por lo que me costaba socializar y no tenía amigos. Esa historia hasta el día de hoy, en el colegio todos me odian y me hacen bullying. Hace un tiempo encontré una amiga, pero finalmente nos peleamos y...sola otra vez. Hasta que apareciste tú-sonreí, esas últimas palabras habían salido de lo más profundo de mi corazón.

-¿Cómo pueden odiarte? Es casi imposible.

-¿En serio lo crees?

-Por supuesto que sí. La paso genial contigo, eres una chica increíble.

Me ruboricé.

-Ay...yo...esto. Gracias-dije.

-No tienes que agradecerme, el mérito es tuyo.

Había omitido la parte de mis cortes, mi anorexia y bulimia, y la violación, porque consideraba que aún no estaba preparada para contarle esas cosas.

No hables con extrañosWhere stories live. Discover now