Las noches de pizza luego de largas caminatas, conversaciones interminables sobre quiddich, la bolsa mágica de acciones, pociones o accidentes graciosos, sus vidas antes de Hogwarts y después de la guerra, viajes, lugares y personas, tanto en el mundo Muggle como en el mágico, eran algunos de los temas en los que se perdían por horas en las cuales solían compartir besos profundos abrazos que buscaban fundir al otro en la propia piel, que casi siempre terminaban con los dos desnudos, cansados y abrazados en la cama del departamento del moreno o en la del pelirrojo, pero siempre mirando en silencio como el sol se levantaba en el horizonte.
Habían tomado por costumbre que aquel que se levantase primero haría el desayuno, mientras el otro prepararía el baño para dos. Risas, caricias y besos seguían siendo el común denominador, como si la luna aún no se hubiese escondido y siguiera en lo alto del cenit cual cómplice de su romance. La marca de sus destinados era un tema vedado para ambos
Sin embargo, meses después de ese estilo, la madre magia se hizo un pacto de sangre con el caprichoso y voluble destino para darle a Fred Zabini y Harry Potter la mayor sorpresa de sus vidas.
Harry preparaba el desayuno un domingo completamente desnudo en la cocina mientras escuchaba un disco muggle, pues Fred aún no se levantaba, cuando la chimenea se activó y él tuvo que mirar hacia todos lados para cubrirse mientras se rascaba la parte baja del abdomen, desde que se había levantado le picaba intensamente ¿debería sugerirle a Fred que pusiera un hechizo de control de plagas? Estaba a punto de ir hacia detrás del mueble de la cocina cuando una pareja cruzo el fuego en medio de una conversación, por lo que todo lo que Harry pudo hacer fue tomar un porta vajilla y colocárselo delante de sus partes privadas
- Buenos días señores Zabini – dijo el pelinegro sonriendo nervioso
- ¡Por Merlín! – dijo Arthur sonrojado mirando hacia otro lado
- ¿Y Fred? – dijo Blaise tratando de concentrarse en el rostro del joven
- El baño ya es... ¡papá! ¡papi! – grito el joven tratando de cubrir su desnudez al percatarse que sus padres estaban en la sala cuando él entro – ¿Qué hacen aquí?
- Nosotros somos tus padres – dijo Blaise – la pregunta es ¿qué hace él aquí? – señalando a Harry
- Yo... ya... este... – tartamudeaba Harry rascándose inconscientemente el abdomen – voy... a...
- Espera ahí Potter – dijo Blaise
- Papá, yo te lo puedo explicar – decía Fred nervioso
- Quita eso de ahí – ordeno Blaise
- ¿Eh? – dijo Harry confundido
- Siempre tan elocuente – señalo Blaise quitándole el porta vajilla
- ¡Hey! ¡Papá! – gritaron Harry y Fred al unísono
- Díganme que ya lo habían visto y usaron protección – rogo Arthur apretando los ojos para tratar de evitar la inminente migraña
- ¿Ver qué cosa? – pregunto Harry nervioso
- Sus marcas, par de soquetes – dijo Blaise y lo jóvenes se miraron el uno al otro inspeccionándose
- Creo que estamos en problema – dijo Fred
- Yo siempre estoy en problemas – gimió Harry
- Vayan a vestirse – ordenó Arthur – lo queremos en cinco minutos aquí, completamente vestido
- Mejor si es tres – gruñó Blaise
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Destinados
FanfictionAl no ser destinados Arthur sabía que no había ninguna garantía de fidelidad a pesar de tener siete hijos en común, pero jamás imagino el giro que su vida daría