60. Culpable.

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Frank se sentó junto a él en la banca, fuera de la capilla. Había visto a su cuñado algunas veces desde la pelea con su hermana, muchas más de las que la había visto a ella, y con lo roto que tenía el corazón en ese momento... Bueno, no había forma en que fuera a pensar en él ahora mismo.

No con una hija muerta dentro de la capilla y una esposa que cada vez estaba más cerca de una recaída, una bomba de tiempo.


Su niña,—su bebé, su bebé que estaba muerta antes de nacer,— parece una muñeca, con una rigidez obviamente diferente de la que tenía el segundo hijo de la hermana supuestamente infértil que iba en su tercer embarazo; el bulto en su estómago era obvio a pesar de la ropa holgada que había decidido llevar al funeral.

Se excusó cuando dijo que necesitaba un cigarrillo y Frank no dijo nada. De hecho, no dijo nada durante todo el tiempo que llevaban sentados allí y eso era suficiente.

Habían estado tan cerca, tan increíblemente cerca. Ahora, sin embargo, no era más que un padre sin hija.

.

Amy está al interior de la capilla, derrumbada sobre una banca cerca del pequeño ataúd cerrado. La gente se acerca y estrecha su mano o le ofrece un abrazo que ella rechaza cada vez. Eso estaba bien. Puede soportar la compasión de conocidos y, a penas, puede soportar la de sus amigos más cercanos, pero lo está logrando.

Sus hermanos, por otro lado, la tienen enferma. Probablemente es una perra por eso.

Todos y cada uno le dicen que no es su culpa, quizá por consolarla o por convencerse a sí mismos. Nadie en la historia de la familia reciente había pasado por eso. Había dos abortos involuntarios, pero nunca un cadáver de un bebé perfectamente formado.

(Cómo si eso importa. Tanto las historias de otros como la opinión de sus hermanos respecto a si es o no su culpa,— sólo importa lo que él piensa de esto)

Se siente enferma, Nico salió a fumar hace un buen rato y, —probablemente,— a llorar sin que nadie lo viera e intentara amortiguar el dolor que no podía sacarse de encima.

Anne había llegado a sentarse a su lado cuando la vió sola, el resto hablaba en voz baja, rezaba, colocaba flores, velas o salía a pelear con los paparazzi que estaban varios metros, por la reja del terreno, preguntando una y otra vez quien había muerto. Al parecer no se ha filtrado, nadie de afuera sabe que es el funeral de un bebé.

Saben que es sólo cuestión de tiempo.

—No es tu culpa, Amy,— Las lágrimas no han dejado de caer por su rostro y Anne intenta limpiarlas, sin éxito.

Responde, por primera vez en días. Solamente ha hablado con Nico desde esa mañana, y de eso muy poco. Su voz estaba áspera y sus ojos ardientes.

—Si, si es mi culpa,— Sus ojos están fijos en el ataúd, sus uñas enterradas fuertemente en sus palmas.

—No lo es... No hiciste nada para hacerle daño, fue completamente inesperado. No había forma de prevenir esto, Amy, nada de lo que hiciste o dejaste de hacer pudo cambiar esto.

—Si es mi culpa, deja de decir esas cosas,— Frunce el ceño. Su autocontrol está deslizándose como agua entre sus dedos con cada segundo que pasa, con cada palabra de consuelo,— Es mi culpa y ahora nuestro bebé está muerto. Él nunca ha querido nada de mí, y ahora que ambos queríamos esto...

—Nadie cree que es tu culpa.

—¡Pero lo es!— Se pone de pie, varios pares de ojos la siguen,— no importa qué diga el resto, es mi culpa.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2023 ⏰

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Teacher's Pet. [Di Angelo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora