Capítulo 18

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Creí que todo lo que había ocurrido había sido una pesadilla, pues me estaba comenzando a despertar, pero al escuchar la puerta abrirae y ver que no estaba ni en mi habitación o en la de Ryder, confirmé que todo había sido real. Me asusté por quien había entrado, pensando que era Ryder de nuevo.

-Pero miren lo que trajo el cuervo. Una princesa bastante hermosa, diría yo.

-Asher... -me quise alejar de él pero lo único que tenía a un lado era una cama y nada más- ¿Qué haces aquí?

-Pues digamos que este es mi escondite compartido.

-¿Conoces a Ryder? -pregunté confundida- ¿Sabes sobre ellos?

-Por supuesto. Lo conozco porque él me ha pedido ayuda.

-¿Por qué lo haría? -fruncí el ceño.

-Hay muchas razones para buscarme, Evett -me guiña con cierto doble sentido en sus palabras.

Él se acerca a mí, dejé que lo hiciera para cuando estuviera muy cerca pasar por su lado y huir pero me sujetó por la cintura y me tiró sobre la cama de inmediato colocándose sobre mí.

-Yo no haría nada si fuera tú. Y si vuelves a patearme allí abajo me voy a enfadar -advierte con diversión.

-No lo haría si no quisieras atacarme a cada segundo.

-¿Atacarte? -se ríe burlesco-. Lo único que hago es dar el primer paso, pues sé lo que ambos queremos.

Acercó su rostro a mi cuello y yo quise patearlo pero esta vez lo vio venir. Sujetó mis piernas y con su mano mis muñecas por encima de mi cabeza.

-Basta, Asher... No quiero esto. Tengo miedo -admití.

-Y eso solo lo hace más divertido, princesa. El miedo hace que todo se vuelva más delicioso. A mí y a mi gente nos encantan las humanas aterradas como tú.

-¿A tu gente?

Él me miró fijamente con una gran sonrisa, sus ojos comenzaron a brillar de nuevo pero esta vez su rostro también se desfiguró y de repente había cambiado. E..Era un demonio de verdad...

-Me has dado muchos problemas, humana -cerré los ojos cuando se acercó a mí-. Esa pluma en tu cuello ha conseguido evitar que pueda usar mi persuasión en ti y eso comenzaba a molestarme.

¿La pluma? ¿Es así de fuerte?

-Pero ahora ya no la tienes contigo... ¿verdad?

Abrí los ojos de par en par y vi su sonrisa, traté de ver en donde estaba la pluma y la vi en el suelo de la habitación. Se me había caído en algún momento y ahora estaba desprotegida... Volví a mirar a Asher cuando sujetó mi rostro con sus dedos con garras largas y negras, además de afiladas.

-Déjame en paz.

-¿Por qué he de hacer eso? -me jala hasta que su rostro solo estaba a centímetros del mío-. Ahora mismo... toda tú, todo tu cuerpo y tu mente, me pertenecen.

Sus ojos brillaron, podía sentir como dejaba de controlar mi cuerpo. No podía luchar, ahora entendía que se trataba de aquel poder de persuasión que mencionó. Siempre había sido él y su maldito poder...

-Ryder, por favor... ayuda... -lo llamé antes de que se borrara todo en mi memoria.

Su sonrisa se ensanchó y relamió sus labios con una larga lengua de serpiente. Pero aquella sonrisa se desvanece cuando escuchamos un aleteo. Asher se endereza y mira atrás de él mientras que yo era incapaz de siquiera girar la cabeza.

-Agh... Siempre hay algo que arruina mi momento.

-Te lo advierto, Asher. Ella no está en tus planes, apártate. No quiero ver tus malditas manos sobre lo que es mío.

Mi cuerpo se estremece al segundo de escuchar su voz gruesa y frívola. Tan serio y tan demandante que cualquiera le tendría miedo, a excepción de los demonios... o quizás tampoco ellos se salvarían.

-Uy, y yo que creía que la ibas a compartir con tu maestro -ríe Asher antes de levantarse y todo regresó a mí-. Bien, ¿no quieres que te ayude un poco?

-¡Hm! -jadeé de la sorpresa cuando sin siquiera tocarme mi remera se desgarra.

Me cubrí abrazándome a mí misma antes de sujetar la manta de la cama y cubrirme con esta. Asher ríe y pasa junto a Ryder quien lo mira como si fuera a matarlo con la mirada.

-Que la disfrutes, tienes unos gustos realmente buenos, cuervo.

Ryder aprieta los dientes pero deja que Asher se vaya cerrando la puerta tras él. Evité mirar a Ryder en todo momento, me sentía avergonzada ahora que mi ropa se ha roto.

-Evett...

Mi cuerpo se eriza de nuevo, pero esta vez por escuchar mi nombre saliendo de sus labios por primera vez desde que nos vimos. Pero aún así no lo miré y me cubrí mejor.

-Vete. No quiero verte.

-Pero si me has llamado para que te ayudara -soltó como si estuviera molesto y eso me molestó a mí.

-¡¿Y qué esperabas?! ¡El muy imbecil iba a violarme por usar su maldito poder que ni siquiera me deja defenderme! -sollocé- ¡Estoy asustada y el único que alguna vez dijo que iba a defenderme eres tú! No sé de nadie más estando aquí...

Se quedó en silencio sin saber que responder mientras yo temblaba del miedo y la ira que no podía evitar sentir.

-Fuiste a mi clan a buscarme, ¿por qué? ¿Por qué has ido allí sabiendo que pudieron haberte matado, si ahora quieres que me vaya?

-¿No es obvio? Tsk... Eres un idiota... -resoplé derrotada-. Te extrañaba y quería verte -limpié mis lágrimas-. Pero no así. No convertido en un maldito asesino aliado de un demonio.

-Si supieras porqué lo hago, no pensarías igual.

-Dímelo entonces.

Parecía que quería hacerlo solo que no encontraba las palabras, terminó cerrando la boca y negando con la cabeza. Solté un bufido.

-Lo sabía. Eres un idiota -repetí- ¡Hm!

Me sorprendí cuando él tomó el lugar de Asher colocándose sobre mí, apenas pude presionar la manta contra mi pecho para que no me viera de más.

ENTRE CUERVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora