Capítulo 27

336 39 3
                                    

No iba a mentir, estas semanas fueron tan duras para mí como para Ryder, pues esto de tentarlo se hizo un hábito que nos torturaba a ambos pero me divertía a la vez. Además de ayudarme a no sentirme avergonzada frente a él al no traer alguna que otra prenda de ropa. A veces eran mis shorts, otras veces no traía remera o sino sí la traía pero no tenía sostén y dejaba que mis pezones se marcaran.

Pasé por detrás del sofá, donde Ryder estaba sentado y viendo la televisión que aún no sabía cómo es que hizo para que hubiera cable aquí. Lo tomé por la barbilla y lo hice inclinar su cabeza hacia atrás para besar sus labios y meter mis manos por su remera, tocando sus pectorales y acariciandolo.

Su mano acarició mi mejilla y sus alas se agitaron de nuevo, esponjándose como suele pasar cuando terminó exitándolo. Sonreí y me alejé para ir a la cocina y servirme un vaso de agua. Lo escuché bufar y al mirarlo de reojo se cubrió la entrepierna con una almohada.

-Solo un día más... -lo escuché murmurar consiguiendo que riera por ello.

Volví a acercarme y me senté sobre él apartando la almohada y besando su cuello hasta subir por la línea de su mandíbula.

-¿Crees aguantar hasta mañana? -sujeté sus manos y deje que tocara mi seno con una de ellas, para que notara que no traía sostén. Mientras que la otra la llevé a mi trasero, para que también notara que tampoco traía bragas.

-Debo hacerlo... o me dejarás con las ganas a la mitad, otra vez -respondió.

Dejé escapar otra risa al escucharlo. Pues la semana pasada lo ha intentado, no pudo aguantar y yo esperé a que creyera que lo iba a dejar hacerlo para luego irme y dejarlo a medias. Cruel, lo sé, pero he dicho que iba a ser en mi cumpleaños y lo pienso cumplir.

-Tienes razón -sonreí.

Me levanté de encima suyo y me fui a la habitación. Me estiré cansada y me acosté en la cama para abrazar su almohada, suspiré profundo. Lo escuché acercarse hasta quitarme su almohada y acorralarme.

-¡Oye! -me quejé.

-Es injusto que solo tú puedas torturarme.

-Pues tú tampoco has intentado hacer lo mismo.

-Ahora planeo hacerlo.

Besó mi cuello y acarició uno de mis senos, presionando con su pulgar mi pezón por encima de la remera. Jadeé constantemente por el placer que me causaba, hasta que sentí su mano deslizarse hasta mi intimidad y yo lo detuve. Era peligroso que llegara hasta allí, si le permitía hacerlo realmente va a vengarse.

-¿Qué pasa? ¿Tienes miedo a que te deje con las ganas? -rió grueso y profundo haciéndome estremecer.

-Sueles ser vengativo... ¿está mal tener miedo?

-Pues entonces no debiste provocarme tanto en estos días.

Se liberó de mi agarre pero yo cerré las piernas de inmediato para evitarlo, él me miró arqueando una ceja pero tomó mis rodillas con ambas manos y las separó sin problemas, haciéndome soltar un jadeo más por la sorpresa.

-Ryder... ten piedad -pedí al no ver salida de esto.

-Tendré la misma piedad que tú me tuviste a mí -respondió.

-No seas... ¡A..Ah...! mierda -solté cuando sentí dos de sus dedos acariciando mi intimidad directamente.

Volvió a besar mi cuello mientras frotaba sus dedos por mi intimidad, apreté las almohadas con debilidad pues mis fuerzas desaparecieron por el placer que me causaban sus dedos. Metió ambos en mi interior y los movió perfectamente, tocando el punto exacto y haciéndome arquear.

-¡D..Dios...! Ryder.

-¿Ya te has mojado tanto? Si apenas he empezado -se burla consiguiendo que me avergonzara.

-Cállate... -cubrí mi rostro con ambas manos.

Se ríe de mí y agarra una de mis manos para llevar mis dedos a su boca, los lamió de una forma que me dejaba ansiosa y necesitada. Me soltó y agarró mis piernas para separarlas más, bajó la cabeza y la acercó a mi intimidad pero yo lo detuve.

-E..Espera, eso no se vale.

-¿Desde cuando hay reglas?

Se soltó de mi agarre y hundió el rostro en mi intimidad, me arqueé de nuevo y solté un gemido al sentir su lengua acariciándome. Me retorcía del placer, era tan bueno en esto que no podía ni siquiera pensar con claridad.

-¡A..Ah... Ryder! Dios mío... Sigue, por favor.

Estaba sintiendo que iba a llegar a mi límite, explotaría en cualquier momento. Sus movimientos en mi interior me hicieron más sensible, su lengua suave y húmeda me dejaba los ojos en blanco. Estaba por llegar y él pareció notarlo, porque se intentó alejar y yo atrapé su cabeza con mis piernas.

-No, por favor... no seas cruel, Ryder. Solo un poco más.

Agarró mis piernas y las separó fácil al no tener fuerza en ellas. Me miró con una sonrisa satisfactoria.

-Tú te lo has buscado, humana.

Se levantó de la cama y se fue antes de que yo pudiera hacer cualquier cosa. Agarré una almohada y aplasté mi rostro para soltar un grito de frustración. No volvería a provocarlo y dejarlo a medias, es más vengativo que yo.

Esto se sentía horrible, quería que volviera y terminara con lo que empezó. No iba a ir a buscarlo, aún tenía un poco de orgullo. Traté de hacer algo por mi cuenta, volví a acariciarme pero en realidad no era mi mano lo que quería.

-¡Mierda! ¡Ryder! -maldije.

Podía hasta imaginar su sonrisa de victoria en estos momentos. Miré hacia el reloj sobre la mesita de noche y solté otro quejido al ver que aún faltaban horas para que fuera mi cumpleaños. Decidí ir al baño y darme una ducha para que se me pasara la frustración. Cuando pasé por donde Ryder él me miró de reojo con una sonrisa y yo le saqué el dedo medio antes de encerrarme en el baño.

ENTRE CUERVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora