Capítulo 20

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Las horas seguían pasando, lentas e infinitas, al menos así era como yo las sentía. No podía apartarme de la ventana pues estaba tan hundida en mis pensamientos sobre mi situación actual, que no se me pasó por la cabeza alejarme de aquí. Para cuando me di cuenta el sol se había terminado de esconder y la habitación ahora estaba a oscuras. Finalmente me alejé de la ventana, tallé mi rostro con mis manos sintiendo el cansancio a punto de acabar conmigo.

-¿Huh? -levanté el pie y miré al suelo por sentir que había pisado algo.

Levanté en mi mano el collar de Ryder, viendo la pluma con más detalle que nunca y recordando las palabras de Jira, diciéndome lo que en verdad significaba este obsequio. Al recordad el momento en el que Ryder me lo había dado no cabía duda, realmente sonaba a una propuesta si lo veía de esta forma. ¿Por qué no me lo había dicho?
Volví a mirar por la ventana y tuve la idea de lanzar el collar por esta, quería hacerlo... pero a pesar de posicionarme para el lanzamiento, no pude. Gruñí enfadada, apretando el collar en mi puño y me senté en la cama agotada mentalmente por todo esto. Ya no sabía que hacer.

-¡Hm! -escondí de inmediato la pluma tras de mí cuando la puerta se abrió.

Un esbirro entra a la habitación con una bandeja con comida en manos, ni siquiera me mira a mí, su mirada era a la nada. Dejó la bandeja en la mesa a un lado de la cama y se fue sin más. Miré la comida y me acerqué a esta, agarré un trozo de la carne en el plato y la olí desconfiada.

-No está envenenada, si es lo que te preocupa -volví a girar sobresaltada al ver a Asher recostado contra la pared y mirándome con una sonrisa.

Miré hacia la ventana pensando en saltar si es que se acercaba a mí, pero levantó las manos a modo de paz.

-No planeo hacer nada. El cuervo me está vigilando -respondió, fruncí el ceño y paseé la vista por toda la habitación buscando a Ryder pero no estaba-. Tu comida se está enfriando.

-¿Debo creer en lo que dices? -mencioné refiriéndome al veneno que había negado.

-No soy yo el que se está muriendo por probar un bocado -sonríe de lado-. Agradece que el cuervo quiera hacer que te den de comer este tipo de cosas, si fuera por mí sería peor.

Solté una corta risa de burla mientras lo miraba con una ceja arqueada. Me miró sorprendido y confundido a la vez, además de intrigado por saber el motivo de mi risa.

-¿Le tienes miedo a caso? ¿No has dicho que eras su maestro? -volví a reír-. Un demonio teniendo miedo de un cuervo, eso no se ve a menudo.

-Mejor cuida tu lengua, humana... No querrás que te la arranque por insolente.

-Solo digo... que los demonios no son tan terribles como aparentan sus historias. Si al final es un cuervo el que les gana.

Abrí los ojos de par en par cuando en un segundo me tomó por el cuello hasta que mis pies dejaron de tocar el suelo, pero al mismo tiempo no duré ni dos segundos así cuando Asher ya estaba contra la pared con Ryder amenazando su cuello con una espada especial. Caí al suelo de rodillas y acariciando mi cuello mientras recuperaba el aire perdido. El demonio levanta las manos por la paz y se ríe con amargura.

-Tienes tanta suerte, princesa. Eres alguien especial...

Asher se libra de Ryder quien solo lo deja irse. Él se va cerrando la puerta tras él y Ryder se gira a verme.

-¿Provocar a un demonio como él? ¿En qué estabas pensando, Evett? -me pregunta nervioso y molesto.

-Solo quería saber cuánto tardarías en aparecer si él intentaba hacerme algo -reí levemente-. Eres rápido.

-¿Era solo eso? ¿Te pusiste en riesgo por esa mierda?

-Dime algo mejor... Tuviste la oportunidad justo ahí, hace un segundo. ¿Por qué no lo has matado?

-Evett... -aparta la mirada pero aprieta el mango de la espada con fuerza.

-No quieres decirme.

Resopló frustrado y se acercó a mí, agachándose hasta mi altura e inspeccionando mi cuello. El tacto de su mano en mi piel me generaba cosquillas y pequeñas descargas placenteras.

-¿Te ha hecho daño? -preguntó cambiando totalmente el tono de su voz.

-Nada importante -me aparté de él y me levanté del suelo.

Ryder se mantuvo un momento más allí antes de hacer lo mismo y mirar hacia la comida al igual que yo.

-Puedes comerla, no está envenenada -aclaró.

-¿Estás seguro de eso? ¿Los viste cocinar?

Rodó los ojos y comió del pedazo que estaba en el tenedor. Lo dejó allí y asintió.

-Seguro.

-Bien, pero no tenías que dejar tus babas en mis cubiertos -fingí molestarme esta vez.

-Te encanta molestar -comentó resplandor-. Si tanto desprecias mi saliva, te traeré cubiertos nuevos.

Me aguanté las ganas de reír, en cambio puse mi mejor expresión seria y agarré los cubiertos que ya estaban aquí antes de empezar a comer. El primer bocado lo hice lento y pegando mis labios al tenedor para seguir molestando a Ryder.

-Está bien. Tengo hambre y ya no quiero esperar por otros cubiertos, me conformaré con hacer buches con el agua del inodoro después de comer.

Hizo una mueca de asco antes de volver a rodar los ojos y negar con la cabeza. Ya no dijo más y se acercó a la ventana nuevamente.

-Por cierto, Evett... supongo que aún no lo entiendes, pero iría hasta el fin del mundo en menos de un minuto si es por ti. Porque para mí el único fin de mi mundo es si te pierdo a ti.

Casi me atraganté con la comida al escucharlo, lo volteé a ver con los ojos bien abiertos aunque solo alcanzara a ver una sonrisa genuina y tierna antes de que se fuera de nuevo. ¡¿No se cansa de huir?!

Cubrí mi rostro con ambas manos para tratar de ocultar la vergüenza de mí misma pero no podía, aún sentía mi rostro ardiendo y sus palabras se repetían como en un bucle eterno en mi cabeza. ¿Acaba de decir que soy su mundo? ¡Oh Dios mío! ¡Y se atrevió a escapar! ¡Cobarde!

ENTRE CUERVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora