Omega

6

Jasper estaba a punto de salir corriendo y no volver nunca más.
La tensión que se respiraba en la residencia Cullen era demasiado. Las incesantes oleadas de sentimientos negativos de todos, estaban haciendo sufrir al rubio más de lo usual. Desde que Liam se fue de esa casa, sólo había pasado un par de semanas, pero había sido suficiente tiempo para que Rosalie y Emmett estuvieran en pie de guerra contra Bella, Edward, Renesmee y Carlisle por permitir que el omega se fuera.
Alice y él trataban de mediar en las constantes discusiones, pero la verdad se estaba cansando.
Y luego estaban esos "sentimientos" que percibía de su hermano Edward. Culpa, amor, deseo, ilusión. Una mezcla algo extraña en el vampiro telépata. Y aunque él no contaba con el don leer mentes, ni de ver el futuro, no había que ser físico cuántico para saber que todo ese cúmulo de sentimientos intensos eran provocados por Liam.
Algo muy malo iba a pasar, de eso estaba seguro.
Y como si de un visionario se tratara, una Bella muy furiosa y una Renesmee llorosa entraban en casa como un vendaval, seguidas de un Edward aún más furioso. La intensidad de la ira era tan grande que Jasper tuvo que salir de allí, sin mirar atrás. Entre Alice y Esme apagarían ese fuego.

- ¿CÓMO DIABLOS IBA A SABER MI NIÑA QUE ESE MALDITO CONEJO ERA DE TU PUTA? - gritó Bella nada más entrar.

- ¡No lo llames así! ¡Y claro que lo sabía perfectamente! - dijo Edward enfadado, dando la espalda a Renesmee que llorando a lágrima viva, trataba de agarrar la mano de su padre - ¿Por qué has hecho esa atrocidad Renesmee? Me has decepcionado.

- Yo...yo no sabía que ese animal era de ese omega mami - dijo hipando mientras sollozaba. Cuando desangró a ese bicho, creyó que su padre nunca se enteraría de lo que había hecho, pero las sospechas del telépata fueron directamente a ella por alguna razón que en ese momento no entendió. Ahora se le estaba desmontando todo el teatro de niña buena ante su padre, y todo por culpa de él. Su don de telepatía casi nunca funcionaba en ella, ¿por qué tenía que funcionar justo en ese momento? 

- ¿Qué pasa aquí? - preguntó ansiosa Esme. Odiaba lo que estaba pasando en su familia. Todo eran problemas desde que esa humana se había impuesto a su hijo de esa forma. Amaba a su nieta, porque era parte de su hijo, pero la niña se parecía cada vez más a su madre.

Renesmee miró a su abuela con ojos tristes y corrió hacia ella.

- Abuelita, papá ya no me quiere, me cambió por ese omega - dijo sollozando la híbrida, mirando con pena a su abuela.

- Alice, lleva a Renesmee a su habitación - dijo la matriarca en un suave susurró que escuchó todo el mundo.

La pequeña vampira tomó de la mano a su sobrina y se fue con ella al dormitorio que tenía en la segunda planta. En cuanto salieron de la sala, Esme cruzó sus brazos en un gesto determinado. Las peleas en su familia debían terminar.

Edward, molesto, contó lo que había pasado ese día, cuando había salido al claro a verse con Liam. Todos en esa casa sabían la amistad que unía al telépata y al omega, aunque Jasper sabía de los verdaderos sentimientos que unían a esos dos.
Esa mañana, cuando llegó al claro, el cuerpo del pequeño conejito de Liam yacía sin vida en el centro del lugar. Segundos después, cuando llegó el omega y vio a su pequeño amigo, cayó de rodillas llorando amargamente, mientras abrazaba el cuerpecito frío de Bilbo.
Edward se arrodilló junto al adolescente, envolviéndole en un fuerte abrazo protector.
El vampiro levantó la vista cuando de entre los árboles, salió Embry con Renesmee sujeta del brazo de forma bastante violenta.
Edward se puso en pie a velocidad vampírica y trató de soltar a su hija del agarre del metamorfo, pero tuvo que parar para evitar dañar a la niña, que lloraba y gritaba muerta de miedo.

Cuando siguió a su padre, sólo quería ver sufrir al fenómeno y lo estaba haciendo, estaba disfrutando oír sus gritos y sollozos, pero no se imaginó que un perro sarnoso estuviera vigilando a ese engendro, y que el lobo la agarrara y la sacara así, no formaba parte de sus planes.