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"varias horas de varias semanas."

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un desordenado cabello negro bailaba junto el frío viento que se caló por sus huesos y le hizo temblar en su lugar, llevó sus ya frías manos a sus brazos comenzando a frotarlos para darse un poco de calor mientras seguía esperando en el banco de aquel parque, paró lo que estaba haciendo y con el ceño levemente fruncido volvió a fijarse la hora en su celular.

6:52 PM

su enojo sólo se intensificó y sin intenciones de quedarse más tiempo en ese lugar se puso de pie para ir a paso rápido nuevamente a su hogar. llevaba más de 50 minutos esperando mientras se congelaba y no respondía a sus mensajes, ahora estaba de mal humor porque su cuerpo estaba frío, le habían dejado plantado y desperdició tiempo el cuál pudo haberlo usado para estudiar un poco más.

de solo pensar en que esta no era la primera vez en la semana que su pareja le hacía lo mismo no ayudó en lo más mínimo a que se calmara, podía jurar que humo iba a salir de su cabeza en cualquier momento.

en ocasiones no sabía si ponerse triste o seguir enojándose, hacían ya varias semanas que venía haciendo lo mismo y no sabía la razón, lo había notado demasiado raro esos días. le invitaba a salir o simplemente a pasar tiempo juntos y terminaba por dejarlo plantado, no respondía a sus mensajes o siempre se tardaba horas en escribirle de vuelta cuando antes no podía ni parpadear que ya tenía nuevos mensajes de su parte, lo notaba más alejado y ni siquiera le daba la mitad de atención y cariño que le daba antes.

no quería hacerse ideas locas en su cabeza porque sabía que no le iban a llevar a ninguna parte, además antes de asumir cualquier cosa siempre le preguntaba a su novio, aunque no había podido hacerlo porque le había estado evitando hablar del tema y eso ya lo estaba preocupando.

¿algo malo le estaba pasando? ¿por qué se estaba comportando de esa manera? le hacía hervir la sangre no solo porque le ponía de mal humor y el tema se mantenía en su cabeza las 24 horas del día impidiendo que se ocupe de sus cosas, sino que también había comenzado a pensar que ya no confiaba en él... y era estúpido, ¿cierto? habían estado el uno para el otro en muchísimas ocasiones y no veía el porqué eso debería cambiar ahora.

una vez en su casa trató de entrar en calor lo más rápido que pudo, saludó y acarició a sus perros haciendo que su humor mejorara un poco y no se sintiera tan mal ya que sabía que esos dos siempre iban a estar esperándolo. y en ese momento deseó que itadori estuviera a su lado porque con solo un abrazo de su parte ya sentía todo su cuerpo arder como si tocara fuego y estar a la temperatura justa, por eso adoraba estar con él mientras hacía frío y se cubrían con miles de mantas y dormían gran parte del día.

una sonrisa se posó en sus labios sin que se diera cuenta y de inmediato la borró al recordar que estaba enojado con él. se limitó a suspirar para mirar su celular para ver si le había respondido alguno de sus mensajes, y al ver que no fue así simplemente siguió con sus cosas.

las horas pasaron y ya se encontraba en su cama durmiendo de manera tranquila, pero un constante ruido lo terminó de despertar, se dio cuenta de que lo estaban llamando pero decidió ignorarlo, se dió la vuelta esperando a que el aparato dejara de sonar, y hubiera caído nuevamente en los brazos de morfeo si no fuera porque sintió una pequeña piedra chocar contra su ventana. al principio creyó que fue su imaginación pero luego le siguió otra, y otra, y así hasta que cansado y con el ceño fruncido se levantó de su cómoda cama para abrir la ventana.

no estaba sorprendido cuando vió a itadori del otro lado con una enorme sonrisa en su rostro, al instante observó como comenzaba a trepar agarrándose de lo que podía para llegar hasta su ventana y entrar.

—hola. —sus cálidos labios se habían posado en su frente dejando un largo beso mientras que con sus heladas manos le acariciaba las mejillas. —¿por qué tan enojado? ¿no estás feliz de verme? —el pequeño puchero que había hecho casi le hizo sonreír y olvidar todo el enojo que tenía acumulado.

—me dejaste plantado por tercera vez en la semana y me despiertas en medio de la noche, ¿debería estar feliz por eso?

—lo siento. —por la cara que puso solo se imaginó a un perro que estaba siendo regañado. —de verdad, yo... tenía cosas que hacer. lamento mucho no avisarte antes, te lo compensaré. —dejó otro beso en su rostro pero esta vez en la punta de su nariz.

—estuve como una hora congelándome por tu culpa... —la culpabilidad invadió a itadori, sintió sus fuertes brazos envolverlo en un abrazo, y no pudo resistirse por lo que le correspondió pasando sus manos por su ancha y trabajada espalda.

—perdón, perdón, perdón, lo lamento, lo sient- ¡hey! —hubiera seguido disculpándose si no fuera porque lo calló con un pequeño pellizco al costado de su abdomen.

se quedaron en silencio mientras seguían abrazados, sabía que itadori lo sentía por lo que prefirió no decir nada más por el momento, luego le haría pagar como debía.

relajó sus músculos y se permitió aspirar su cuello, notando un olor extraño, eso era... ¿perfume de mujer? no lo pensó demasiado y se convenció de que a lo mejor se trataba del de su madre o hermana.

cuando se separaron simplemente se quedaron mirando el uno al otro, observando con detenimiento cada detalle del contrario y sabiendo que se guardarían esa imágen en su cabeza, de a poco fue subiendo sus manos hasta llegar a las mejillas del castaño, acariciándolas, haciendo que itadori quisiera más contacto y se pegara aún más a una de sus manos mientras cerraba sus ojos disfrutando del momento.

—tus manos están calientes. —se despegó de su mano para dejar un beso dentro de su palma y dejarla en donde estaba.

su mano izquierda siguió recorriendo su rostro con delicadeza y lentitud trazando cada faccion, peinando su cabello, jugando con los pelitos de su ceja mientras los despeinaba de costado a costado, tocando su oreja y jugueteando con el arito negro que se encontraba ahí, siguió así hasta bajar por su cuello.

y justo en ese momento sintió su corazón detenerse por unos segundos mientras sus pulmones dejaban de recibir oxígeno. ¿eso era..?

tocó aquella mancha repetidas veces para asegurarse de que no era algo de su imaginación o producto de la poca iluminación que había en su habitación.

—¿qué es esto?

observó como itadori abrió los ojos de repente, asustado, mientras se alejaba de él y tocaba el mismo lugar en el que antes se encontraba su mano.

—ah, esto... estuve con nobara hoy y me golpeó en el cuello por una broma que le hice, debió quedarme una marca o algo.

a pesar de que su voz se notaba más nerviosa que antes y no dejaba verle de nuevo esa mancha roja con tonos violetas, trató de mantener su cabeza fría y no sacar conclusiones a lo tonto, un golpe puede dejarte una marca así, ¿cierto?

otro beso más detuvo que siguiera pensando de más las cosas, los labios de itadori iban dejando un pequeño camino en su rostro, primero tuvo que sacarle el cabello de la frente para dejarle un beso allí, dejó otros dos más en sus párpados, su nariz, sus mejillas, su barbilla y por último en los labios, dejó varios piquitos hasta que finalmente lo besó bien. sabían dulces, a cereza.

—déjame compensarte lo de hoy, ¿sí? vamos a acostarnos, debes estar cansado.

el castaño sostuvo su mano con delicadeza y lo guió hasta su cama, ambos se acostaron y cubrieron con las mantas mientras se abrazaron haciendo un enredo con sus piernas como siempre lo hacían.

—buenas noches, cariño. —un último beso fue depositado en sus labios.

el corazón de megumi estaba inquieto pero decidió no darle importancia y cerró sus ojos disfrutando de la calidez del momento.

do me a favour | itafushi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora