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"la mañana se completó."

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un año.

ya había pasado un año desde que habían terminado. se sorprendió de lo rápido que pasaba el tiempo.

nuevamente estaban en primavera, recordó con melancolía que esa era la estación favorita de itadori, amaba los vivos colores y hasta olores que estaban a su alrededor y se contagiaba de ellos estando mucho más alegre de lo habitual. siempre le decía que las flores abrían sus pétalos ante su presencia porque era mejor que el sol, aunque él nunca lo consideró así. él se veía más como la luna mientras que itadori podía llegar a ser hasta mucho más brillante que el sol.

también solía contarle que le gustaba esta época del año porque no hacía tanto calor pero tampoco hacía frío, era perfecto para él. también compraba algunas semillas y plantaba varias flores y las cuidaba como si fueran sus hijas ya que no tenía mascotas, todo ese amor sobrante que tenía iban para sus plantas que hasta tenían nombres. nunca supo cómo lograba recordar todos esos estúpidos nombres que les ponía y nunca confundirse.

vió unas hermosas rosas rojas en una pequeña maceta y las palabras de itadori comparándolo con esas flores cuando se sonrojaba llegaron a su mente. o de cuando veía algunas azules y al instante le recordaba a sus ojos, y que era esa la razón principal por la que tenía varias en su casa.

los pájaros chillaban alegres y le gustaba creer que le estaban deseando un buen día, aunque quizá se estaban burlando por su apariencia, o simplemente cantaban, uno nunca sabría.

se encontraba de camino hasta el consultorio de su psicóloga. había tardado unos 3 meses en ir nuevamente y desde ese entonces estaba mucho mejor, sentía que le debía mucho a esa mujer de pelo celeste y personalidad extrovertida. lo ayudó en muchas cosas en las que creía que no necesitaba ayuda alguna y le hizo ver cosas que antes no fue capaz de mirar con claridad.

siempre se reprendía por no haber acudido antes, pudo haberse librado de mucho sufrimiento.

había aprendido a no guardar rencor y que tenía que saber cómo vivir con las cosas que ocurrían en su vida y tomar lo mejor de ellas, no todo era tan malo si lo miraba desde otro punto de vista.

también aprendió que estaba bien llorar y sufrir por las cosas, siempre hay que desahogarse porque si no lo hacía sólo iba a ser peor para él. aunque nunca había que llevar las cosas al extremo, siempre había un determinado límite para todo.

todas esas cosas y más fueron lo que lo ayudaron a superar de una manera sana su rompimiento.

había podido hacer nuevos amigos, por el momento iba bien en la universidad, todavía tenía a sus dos perros junto a él y ya no se sentía triste o enojado cuando recordaba a itadori.

simplemente lo recordaba con una sonrisa y con que fue una linda experiencia a pesar de todo, el castaño fue su primer amor y fue él quien le enseñó a amar y lo que era sentirse amado, estaba agradecido por eso porque sentía que no hubiera sido lo mismo con alguna otra persona.

para poder soltar al cien por ciento, se juntó con itadori nuevamente, todo sucedió en una agradable cafetería llena de decoraciones en tonos marrones, en un día soleado y algo caluroso. esa vez ambos estaban más calmados y pudieron darse a entender.

ahora era de su conocimiento que el de ojos avellana también había comenzado a ir a terapia, después de lo que le hizo se había sentido demasiado mal y era algo que no lo dejaba en paz.

megumi por momentos se arrepintió por todo el mal que le había deseado en sus días de rabia.

—luego de eso dejé de ver a mai completamente. —los pelos se le habían puesto de punta al escuchar ese nombre.

do me a favour | itafushi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora