"los ojos estaban rojos."
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luego de la nueva gran realización de megumi, trató de dejar el lugar lo más rápido posible con una excusa estúpida que probablemente había dejado muy preocupado a itadori, pero era lo menos que le importaba en ese momento.
una vez que estuvo fuera del restaurante corrió lo más rápido que pudo en dirección a su hogar, oyó unas cuantas veces su nombre ser gritado pero ni siquiera pensó en voltear. en un punto sus piernas comenzaron a doler por hacer un esfuerzo al que no estaba tan acostumbrado, sentía que su corazón era capaz de subir por su garganta en cualquier momento y que sus pulmones explotarían si no recibían oxígeno correctamente.
finalmente pudo llegar a su casa demasiado alterado, con la respiración irregular, su pecho subía y bajaba a una velocidad increíble, sentía que si no calmaba en ese momento podría morir en el piso de su living.
no supo cuando pero sus piernas se debilitaron y se desplomó en el suelo, sus dos perros se acercaron a él preocupados, habían comenzado a olfatearlo y se pusieron a llorar notando que había algo mal, uno se ellos se puso a lamer las lágrimas que caían de sus ojos como si fueran una cascada.
megumi se sintió mal por alterar a sus mascotas también, como pudo se levantó y se fue hasta su habitación en donde por fin pudo sentarse en su suave y cómoda cama. su celular sonaba sin parar y sentía su cabeza explotar por lo que lo apagó para que no hiciera ruido alguno.
su interior estaba ardiendo y dolía, no era el mismo fuego que sentía antes, este era mucho más fuerte y le quemaba.
no era alguien estúpido. no pudo evitar soltar más y más lágrimas al caer en cuenta de lo que se habían tratado todas esas veces que itadori se iba repentinamente de su lado cuando le llegaba un nuevo mensaje, la razón por la que lo ignoraba y prefería estar con su celular que hablar con él, no fue capaz de verle más pero ahora sabía con exactitud lo que fue esa marca y se maldijo por haber sido tan idiota de no darse cuenta antes.
se sentía idiota por eso, por haber confiado tan ciegamente sin siquiera ponerse a pensar en las cosas y por no mirar mejor todo lo que pasaba a su alrededor.
¿es que había hecho algo mal? ¿era su culpa por no haberse dado cuenta antes? ¿lo había aburrido? ¿qué fue lo que hizo para arruinar todo? ¿ya no lo amaba más? ¿encontró a alguien mejor? ¿por qué le estaba haciendo esto?
quería alejar todas esas voces en su cabeza. colocó sus manos en sus muslos y comenzó a apretarlos con fuerza para tratar de sentir algo más además del insoportable dolor en su pecho. dejó salir un grito desde lo más profundo de su garganta que hasta llegó a sentir que sus cuerdas vocales podrían romperse, pero todavía no lograba calmarse del todo.
pensó en las pastillas que le tenían recetadas para situaciones así y no dudó dos veces en ir a buscarlas y meterse un puñado de ellas a la boca sin pensarlo demasiado.
cuando por fin estuvo mucho más calmado se arrepintió de haber tomado tantas pastillas porque sabía que podían hacerle mal, caminó lentamente hasta el baño y se arrodilló frente al inodoro, metió dos de sus dedos a su boca y los empujó los más que pudo y cuando comenzó a sentir arcadas los retiró y todo lo que había consumido subió por su garganta para expulsar todo.
siempre creyó que todas esas personas que se enteraban de que su pareja los estaban engañando y se ponían histéricos y lloraban a mares solo estaban exagerando y haciendo drama, nunca tuvo demasiada empatía así que en ningún momento pensó en ponerse en los zapatos del otro y ahora sentía al rojo vivo ese dolor que habían sentido todas esas personas. seguramente debían estar burlándose de él.
comenzó a reírse por lo patético que debía verse en ese momento y se avergonzó por las acciones que había hecho hace tan solo unos minutos.
cuando ya se dio cuenta de que respiraba con normalidad se levantó del suelo y no pudo evitar mirarse en el espejo que tenía en frente.
sus ojos estaban rojos e hinchado por las lágrimas que había dejado caer, su boca y barbilla estaban sucias con vomito y su piel se veía más pálida de lo normal, y ni hablar de su cabello que aunque consideraba que siempre estaba hecho un desastre ahora era mucho peor.
se cansó de lamentarse e insultarse en su cabeza y de lastimarse físicamente, sólo quería descansar y olvidar que ese día había pasado, no se sentía capaz de pensar con claridad y su cabeza era un total caos.
deseó poder hacer que su cabeza dejara de trabajar tanto y dormir tranquilamente porque sentía que no podía más, había llegado a su límite esa noche.
observó como la luz de la luna se colaba por su ventana e iluminaba gran parte de su habitación, una suave ventizca le acarició sus largas pestañas y por un segundo se sintió en paz, quería que ese sentimiento durara para siempre.
cansado en todos los sentidos posibles se metió entre la suavidad de sus mantas y se cubrió hasta la cabeza, como si eso ayudara a que se sintiera seguro y protegido.
un bulto a su izquierda lo hizo moverse y se dio cuenta de que era el pequeño peluche que le había regalado itadori, lo miró con detenimiento por unos segundos mientras una traviesa lágrima escapaba de su ojo tan oscuro como el profundo del océano. con fuerza lo lanzó al otro lado de la habitación y esperaba que cuando despertara ya no estuviera ahí, quería que se esfumara en el aire o que tomara vida propia y se fuera por su ventana.
estaba tan agotado que de inmediato se entregó a los brazos de morfeo.
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do me a favour | itafushi.
Fanfiction"es el comienzo del final." au itafushi. minúsculas intencionales. créditos de fanart de la portada: Px3poon en twitter.