¡Protégelo! (Senkuu x Taiju) (TaiSen)

Bienvenido, Taiju

(Narrador Omnisciente)

Un joven de cabello castaño se hallaba en su prisión de piedra, los minutos le parecían horas, las horas le parecían años, aunque, ahora que lo pensaba... ¡No tenía ninguna noción del tiempo!, solo veía un vacío interminable de un inmenso color negro, aunque al principio eso le asusto más de lo que creerían, comenzó a relajarse con lo tranquilo que era el silencio que lo rodeaba, en toda su agitada vida no había tenido ni un momento en donde sus pensamientos fueran sus únicos amigos y compañeros.

Sus amigos fueron los primeros en dominar su mente en cuanto calmo su creciente miedo, Yuzuriha y Senkuu... Los únicos amigos que había hecho en toda su vida, a pesar de ser un chico muy positivo y entusiasta no era alguien que se apegara mucho a las personas, solo era cariñoso con aquellos dos chicos que habían estado en su cabeza más veces que cualquier otro antes.

Yuzuriha, con su ternura y amabilidad había logrado llevarse el corazón de Taiju desde el primer momento en que hablaron, aquella pelicastaña se había llevado el primer suspiro de enamorado de Taiju... Ella era y siempre seguiría siendo su primer amor, la primera chica en quien se había interesado románticamente.

Senkuu, por otro lado, había sido el primer niño en tenderle una mano cuando los otros chicos se habían burlado de él por lo despistado que era, tal vez el peliverde no había sido el más afectivo o el más atento, pero sus acciones aquel día habían maravillado a un pequeño Taiju. Luego de eso, el castaño se empeño en acompañar a aquel chico a todas partes, siempre tratando de sacarle una sonrisa, cosa que a veces lograba.

La única diferencia entre ambos chicos en la vida de Taiju era que mientras una era solo una amiga que iba en su misma clase y con quien compartía pequeñas conversaciones amistosas, el otro era aquel compañero de aventuras de todo tipo; experimentos, salidas e incluso fiestas dentro del instituto, hacían casi de todo juntos, los únicos momentos en donde estaban separados era cuando iban a clases separadas o a sus clubes, del resto, siempre se encontraban en compañía del otro.

Aquellos recuerdos de los momentos que compartió con aquellos dos chicos le daban esperanzas a Taiju, esperanzas de que volvería a ver la sonrisa de sus dos amigos una vez más, que su prisión no sería eterna, en algún momento abriría los ojos y podría volver a observar a sus dos personas favoritas a su lado.

Un sonido de algo quebrándose y una sensación de calor invadió su rostro, aunque al principio trato de ignorar esto, a los segundos sintió aquella calidez invadir poco a poco su cara, estaba tan metido en sus recuerdos que no estaba prestando atención de lo que sucedía en aquellos momentos. Abrió lentamente los ojos mirando muy borroso.

-Hmm...- Se quejo este en voz baja moviendo un poco su cara, el sonido de antes se intensifico aún más, Taiju comenzó a abrir lentamente los ojos. -¿Qué..?- Sus ojos se comenzaron a acostumbrar al cambio de ambiente, su mente empezaba a despertar, los recuerdos de lo que había pasado llegaron a él de golpe. -¡Senkuu!-

El castaño se incorporó sentándose en el suelo, sintió aquella maldita piedra romperse de su cuello hasta su cintura liberando su cuerpo, Taiju respiraba agitadamente, llevo sus manos hasta su rostro verificando que estuviese entero, sus abdomen y cintura estaban bien, aunque si de sus piernas hablamos ya era otra cosa.

-Rayos...- Dijo el castaño observando sus extremidades inferiores aún sepultadas en roca, alzo su mirada encontrándose en un lugar nuevo para él, estaba dentro de una cueva. El lugar no era para nada grande, delante de él se hallaba la salida de donde entraba los rayos del sol que iluminaban un poco la solitaria cueva. El joven suspiro pesadamente.

Decidido a salir de aquel sitio trato de mover insistentemente sus piernas, fueron muchos intentos hasta que el sonido de algo quebrándose llamo la atención del castaño, hizo un último esfuerzo logrando así liberar una de sus piernas, a los segundos la otra también pudo ser rescatada de la piedra.