Había pasado un día desde aquel trágico evento entre Yotsuba y Kazuma, y desde entonces el muchacho no dejaba de pensar en lo sucedido. No podía evitar sentirse culpable, y que sin quererlo había destrozado los sentimientos de su fiel amiga.
Sus compañeras de aventuras notaron esto de camino al colegio, cuando lo vieron caminar cabizbajo desde que salieron de la casa. Las tres tenían curiosidad de saber que le sucedía, pero conociendo al chico se imaginaba que este no iba a decir nada.
Aun así, una de ellas decidió intentar y ver si lograba conseguirlo.
— Oye, ¿estas bien? — Preguntó Megumin — Desde esta mañana estas bastante decaído.
— Es que... pasaron algunas cosas ayer — Contestó el joven.
— (Vaya, esperaba que dijera algo típico como "¡No se metan, idiotas!") — Pensó Aqua.
— ¿Es algo grave? — Cuestionó esta vez Darkness.
— Sí, así es — Afirmó Kazuma — Ayer... lastimé a Yotsuba.
— ¡¿Qué tu hiciste QUÉ?! — Vociferaron las tres chicas sorprendidas.
— ¡Eres un monstruo, Kazuma! ¡Encima a la buena de Yotsuba! — Le recriminó Megumin.
— ¿Y qué fue lo que hiciste? — Preguntó la diosa.
— Hablé de mas. Me preguntó por mi pasado, así que le dije que no lo recordaba ni significaba nada para mí. Eso terminó hiriéndola... — Explicó el joven.
— ¿Pero por qué la lastimarías por eso? — Cuestionó esta vez la rubia.
— Porque ella era su amiga de la infancia — Aqua se adelantó a las palabras de Satou — Yotsuba ya conocía de antes a Kazuma, o mejor dicho a la persona que remplaza.
— Correcto — Asintió Kazuma — Sabia que era bastante probable que fuera ella, y aun así decidí decir eso...
— ¿Pudiste volver a hablar con ella? — Preguntó la archimaga.
— No, y tampoco se muy bien como hacerlo... La situación está bastante jodida por ahora.
Al llegar a la escuela, el grupo de ex-aventureros se dirigieron directamente hacia su salón de clases. Allí se encontraron con las hermanas Nakano, pero rápidamente se percataron de la ausencia de la cuarta hermana. Esto obviamente desmoralizó aun mas al muchacho, el cual se encaminó directamente hacia su banco sin hablar con nadie.
Tanto las quintillizas como su amigas del otro mundo se preocupaban al ver a Kazuma en ese estado, y mas cuando con el pasar de los días no mejoraba para nada, y la ausencia de Yotsuba a clases se hacia mas notoria. Por lo que, ya sin mas rodeos, decidieron poner manos en el asunto.
El fin de semana estaba a punto de comenzar. Kazuma, al ser el único de los delegados presentes, tuvo que hacerse cargo de todos los trabajos de la semana él solo. Al terminar, se encaminó hacia el patio y tomó asiento en una de las escaleras. Allí, hundió su cabeza entre sus piernas mientras suspiraba exhausto, tanto física como psicológicamente.
Fue en ese momento que alguien se detuvo justo detrás de él, y le habló directamente.
— Kazuma, creo que tenemos que hablar.
Al voltearse para ver de quien se trataba, Satou pudo observar como una de las quintillizas se acercaba a él poco a poco bajando por las escaleras.
— ¿Itsuki? ¿Qué sucede? — Consultó el joven,
— "La próxima vez que quieras hablar conmigo como Rena, ven a verme sin disfraz" — Mencionó la chica mientras se sentaba junto a él — Recuerdas que dijiste eso, ¿no?
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[Konosuba x Go toubun] ¡Dios bendiga a estas maravillosas quintillizas! 2
HumorContinuación de "¡Dios bendiga a estas maravillosas quintillizas!" Luego de pensarlo, Kazuma decide quedarse en el mundo real con las hermanas Nakano, abandonando así a sus compañeras del mundo de fantasía. Pero, por algun desconocido motivo, estas...