-¿Por qué me siguen? ¿Qué es lo que querían de mi cuerpo? ¿Por qué rayos tienen los colores de sus ojos tan extraños y excitantes? -mi ansiedad era indescriptible. Adam abrió sus ojos y rió por lo bajo, cubriendo su sonrisa.
-Oye más despacio,todo a su debido tiempo. Primero te diré que te buscamos porque tienes algo muy importante que sólo tú sabes, hemos encontrado que te han bloqueado la memoria e inclusive los recuerdos y necesitamos deliberarlo de ti.
Fruncí el ceño y dije;
-¿Qu..é es lo que son ustedes?
-Uhm, bueno, en verdad no sé en qué forma decirlo porque es muy fuerte para las personas que creen que son puros e inexplicables mitos.
-Ya de una vez, ve al punto -rodé mis ojos, él intentaba irse de rollo.
-Nosotros somos..vampiros
¿Qué? Le miré incrédula.
Tapé mi boca con mis manos y comencé a reír histérica. Mis risotadas hicieron que Adam bufara y tapara su cara entre sus cabellos.
-¡Grande chiste,eh! No te tenía como bromista -le golpeé su hombro amistosamente pero él observó mi mano con recelo.
-No. Es. Chiste -dijo entre dientes. Sus ojos se encontraban de un rojo llegando puramente al negro. Muy extravagante. No estaban azul zafiro. Mis risotadas se callaron abruptamente.
-T..tus ojos -le señalé.
Adam sacudió su cabeza y la bajó. Suspiró y sus ojos volvían al enloquecedor zafiro.
-¿Una broma, eh? -se acercó a mí. Se encontraba a centímetros de mi cuello, sentí dos pinchazos leves en mi cuello.
Se alejó de mi y lo único que dirigí mi vista fue hacía dos largos e definidos dientes puntiagudos en la parte inferior de ésta. Sus ojos tenía el matiz de negrura entre un rojo potencial.
-Imposible -dije entre ahogos. Dirigí mi mano a ésos largos puntiagudos colmillos y una presión se sintió en mi dedo anular. Lo miré y un líquido rojo salía de su yema. Sangraba.
Largos, definidos y filosos.
Él observó expectante y forzó una sonrisa.
-No.. -le dije sin aliento. Hice un traspiés y tropecé con éstos. Adam cogió de mis caderas y dejó sus manos un buen rato mientras sus ojos tranquilizados zafiro me penetraban. Mordí mi labio inferior evitando que un jadeo se deslizara de mi garganta. Él dirigió su vista a los carnosos y rosados de mis labios,apretó los suyos en una fina línea y al cabo me soltó.
-Sí,esto es lo soy, lo que somos -abrió sus brazos y los agitó. Sonreía pero no de felicidad,se le veía exasperado y irritado de la forma en que reaccionaban los demás. Movió ligeramente su cabeza y unos cabellos castaños le caían por su frente, su mandíbula definida se tensó.
-¿Hay más? -solté. Él me miró desorbitado por mi reacción, quizás creyó que saldría corriendo cómo una asustadiza e cobarde.
-Muchísimos más.
Mis ojos se abrieron cómo platos. Respiré profundamente y pensé acerca de su declaración.
¿Es que acaso, está loco? ¿Dirá la verdad? No lo sé y éso me atemoriza.
-Supongamos que esto es verdad..Cuando desperté allá -señalé la puerta dónde había echo el ridículo. Sentí que me ruborizaba- Marnie dijo algo sobre Rebekah. Ella decía que le costó..
-¿Qué le costó? -nuevamente su mandíbula estaba tiesa.
Chasqué mis dedos al recordar y le respondí;
-Botellas de su sangre y un venado.
Me sorprendió la fluidez que le dije mi respuesta. Adam palideció y su tez se volvió aún más blanco de lo que ya era.
-La mataré -su puño se cerró y clavó sus uñas en sus palmas,furioso.
-¡Hey! Quiero que me respondas todo antes de que te vayas -no sentí que las palabras salieron de mi boca. Una irradia de celos llenaba mi cuerpo. No le entendía. Él estaba conmigo y no con ella, mordí mi labio tan fuerte que sentí un hilo de sangre cayéndose por mis labios, deteniéndose en mi barbilla.
Adam me miró a los ojos y sonrió dándose cuenta de lo dicho, voló sus ojos a mi barbilla y otra sonrisa se escapó de sus rectos e blancos dientes. Oh, por dios. Un gemido se salió de mí.
Se acercó peligrosamente a mí y con su lengua lamió desde mi barbilla hasta mi comisura derecha. Pasó sus dedos por éste camino y me susurró;
-Te pegan de excelencia los celos.
Y se fue de allí,dejándome con la palabra en la boca.
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Blood
Mystery / Thriller-¿Vampiro? -le pregunté incrédula. Sentí que todo se derrumbaba, a la espera de su respuesta, cuando decidió hablar y dijo; -Sí.