x. viernes; nostalgia.

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— Hoy tampoco podré verte, lo siento.

Directo, Jeongwoo saludó a Haruto con frialdad en cuanto ambos estuvieron en el salón del mayor, usual escenario para dar inicio a sus citas semanales.

Pese al metafórico tirón de orejas que le habían dado sus compañeros de banda, a Jeongwoo le urgía mantener una conversación con Jihoon, más que una salida que podría tener en cualquier otro momento con Haruto. Necesitaba llegar a la verdad, para saber si es que realmente lo quería tener nuevamente como novio, porque de ser así, no dudaría en aceptar.

En ese momento, lo que su cuerpo más le pedía era afecto, no de sus amigos ni familiares, sino de alguien a quien pudiese llamar pareja. Y puede que Haruto le guste, pero no lo conocía tanto como conocía a Jihoon.

— Oh... Okay.

La devastación en el rostro del mayor era tan evidente que Jeongwoo se sintió peor de lo que creyó que se sentiría. Sus grandes ojitos se mostraban llenos de brillo, indicador de que las lágrimas se comenzaban a acumular en ellos, y sus bonitos labios se fruncieron con fuerza, señal que complementaba lo anterior.

Jamás creyó que vería al sereno Haruto así.

— Tengo una conversación pendiente con un viejo amigo... —explicó, buscando arreglar un poco las cosas, aunque su cita ya no parecía prestarle atención a nada que no fuese contener las lágrimas— Perdóname, sé que no puedo haber tenido un peor manejo del tiempo, pero justo apareció y...

— Descuida, Woo. —interrumpió Haruto, tras esforzar una sonrisa— Es sólo una cita, tienes derecho a estar ocupado, y yo tengo tareas que completar de todos modos. Disculpa, no sé por qué me puse así.

Le sorprendía la madurez que tenía para manejar las cosas, Aun así, la nebulosa que rodeaba a su personaje le hacía imposible ponerse totalmente de su lado y olvidar la advertencia, confirmada por él mismo.

— Gracias por entender. —pero igual me siento fatal, le hubiese gustado agregar— ¿Te veo mañana?

— Claro, en taekwondo.

— Sí... —suspiró, otorgándose fuerzas para sonreír— Te llevaré a dar un paseo después de la clase, para hablar y aprovechar al máximo lo último de la semana, ¿está bien?

— Está bien.

Tras una breve y distante despedida, Haruto dejó a Jeongwoo completamente solo en el aula. Se convirtió, entonces, en el espacio perfecto para que desahogue un suspiro que no se había dado cuenta de que había estado conteniendo.

*・゜゚・*:.。..。.:*・'・*:.。. .。.:*・゜゚・*

Apenas llegó al café indicado por Jihoon, la nostalgia se apoderó del cuerpo de Jeongwoo. A pesar del bajo ánimo que cargaba consigo desde que salió de la escuela, era imposible que no le recuerde a las infinitas tardes en las que compartía una buena bebida caliente y una buena conversación con su entonces novio, aquellas tardes que se fusionaban con la noche, las que anhelaba cada semana.

Nuevamente, las ganas de llorar se hicieron presentes, por un motivo distinto, pero las devolvió adentro suyo, mostrándose fuerte.

Cuando entró al local, Jihoon ya lo esperaba allí dentro. Le ofreció una cálida sonrisa antes de levantarse del sofá que había escogido, aparentemente dispuesto a darle un abrazo, pero se contuvo antes de hacerlo.

— Cuánto tiempo, Woo... —presionó sus labios, hesitando un instante antes de saludarlo con un sencillo movimiento de cabeza— Estás igualito.

— ¿Eso es bueno? —rió el menor, sonriendo como saludo antes de tomar asiento— En tu caso, sí se nota que has entrado a la universidad.

Jihoon tomó asiento al frente, inmediatamente poniéndose a jugar con sus manos, visiblemente nervioso. A Jeongwoo le pareció tierno que se sienta algo tímido, así que no tardó en buscar retomar lo que había sido de sus vidas. Como en los viejos tiempos, conversaron de cualquier tema que se les viniese a la mente en el momento, siempre cuidando de evitar la cuestión precisa de su relación.

Hasta que Jihoon no se contuvo a cambiar eso.

— Ah... Me alegra saber que ya no me odias, ¿sabes?

Escapar de los temas banales le devolvió el gris a los sentimientos que cargaba Jeongwoo.

— No puedo odiarte, Jihoon... Aunque quisiera hacerlo, hemos compartido muchas cosas juntos, y... sí, supongo que aún te tengo cariño.

— Jeongwoo... —pausó un instante— Eso significa que me crees, ¿cierto?

Por primera vez desde que llegaron, el peso del silencio realmente cayó sobre el escolar.

— Sabes que no suelo pensar mal de las personas, pero este chico...

— Haruto no es así. —cortó, sin poder evitar defenderlo— Está en taekwondo conmigo, sabe que la defensa es mejor que el ataque, y realmente no parece el tipo de chico que sea como lo describiste.

— No sé, ya te dije que no quiero que él...

— ¿Me haga daño? —la mirada del menor se tornó aún más pesada, los fantasmas del pasado regresando a perseguirlo— Creo que ambos sabemos que no estás en la mejor posición para decir eso.

— Pero yo nunca...

— Fuiste mi primer novio, Jihoon. Yo te quería mucho, y por eso dolió tanto cuando me enteré de lo que hiciste... ¡Confié en ti!

El mayor exhaló una gran bocanada de aire contenida, cerrando los ojos en un intento por tranquilizarse. Jeongwoo lo veía arrepentido, o al menos era como deseaba verlo, tras los ojos empañados de incipientes lágrimas que le daban una visión sesgada. No le gustaba la idea de quedarse sin ninguno de los dos.

— Aún te quiero, y yo... —respiró profundo, tomándose unos segundos para secar sus mejillas y esbozar una sonrisa— Creo que podría alejarme de Haruto al terminar esta semana si es que tú regresaras a mi vida.

El mayor se mantuvo en silencio por un instante, dejándolo con la ansiedad picando.

— Bueno, si esa es la única manera de que estés a salvo... —respondió Jihoon, inseguro— pero regresar como am-

Antes de que pueda siquiera objetar correctamente, Jeongwoo ya se había estirado por encima de la mesa, para atrapar sus labios entre los suyos, en un breve pero satisfactorio beso.

Alejándose con lo que debería ser una brillante sonrisa, el castaño escondió su rostro entre sus manos, sonrojado por la vergüenza y la emoción de tener a su primer amor de vuelta. Para que le haya enviado esos mensajes avisándole sobre el peligro que significaba seguir con Haruto, debía estar arrepentido por lo que le había hecho, aún debía quererlo en su vida, y aún podría esperar un año más para hacerle el amor por primera vez...

¿Cierto?

— Woo, yo...

— ¡Yo te perdono! —exclamó este, emocionado— Espera, espera, voy a comprar chocolate para ambos, ¡ya vuelvo!

Al correr hacia el mostrador del café, Jeongwoo dejó atrás a un desconcertado Jihoon, quien ni siquiera había terminado de dar su respuesta. Entonces, pese a que el castaño adecuado no estaba presente, tomó las mochilas de ambos para detenerlo mientras aún podía, murmurando dicha respuesta entre sus labios.

— Yo ya estoy con alguien más...

ninki; hajeongwoo (Treasure)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora