vii. jueves, exes.

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— Woo, háblanos.

— ¿Por qué estás así?           

— ¿Pasó algo anoche?

Jeongin, Chaeryeong y Ryujin rodeaban a Jeongwoo en su carpeta, después de haberle pedido amablemente al resto de la clase que lo dejen en paz. Lo peor de ser muy sociable; que todos se consideran tus amigos y quieren velar falsamente por tu bienestar. Tenía suerte de tener a tres de sus compañeros de banda en su salón, para darle al menos un poco más de privacidad.

— No me digas que pasó algo en su cita de anoche...

— No es eso... —aclaró Jeongwoo, alzando la voz por fin— Sólo tuve una mala noche y estoy con un humor de perros por no dormir lo suficiente, pero la cita estuvo muy bien.

— Eso explica tus ojeras. —bromeó Jeongin, para alivianar el entorno.

— Bueno, si tú lo dices... —Chaeryeong cedió— Sólo recuerda que puedes confiar en tu Sheik Squad cuando quieras, ¿sí?

— Claro.

El castaño esbozó una sonrisa débil, antes de caer nuevamente sobre sus brazos cruzados, en la carpeta. Ryujin, quien se había sentado a su lado, acarició su espalda amigablemente, como compadeciéndose, mientras que los otros dos se dirigieron a sus respectivos asientos.

— Te golpearé cuando llegue el maestro para que despiertes y lo saludes, ¿vale? —ofreció ella, tan amable— Por ahora... Chae está un poco rara, y no sé si es porque tuvo una mala noche como tú, o si es porque no le gustó el... exhibicionismo... de anoche.

La pelinegra suspiró, dirigiendo su mirada hacia el otro lado del salón, donde su linda pianista leía la novela que les habían encargado para lenguaje.

— Yo no sabía que le gustaba, ¿tú sabías? Si hubiese sabido antes, ah, te juro que ya me la hubiese...

— Ryujin... —interrumpió Jeongwoo— Te seré honesto, no prestaré atención, así que mejor cuéntamelo otro día.

Pese a su carácter fuerte, Ryujin era muy comprensiva, así que le dio unas palmaditas sobre la espalda.

— Descuida, pero keep your head up, ¿sí? —acarició su cabello— Es raro verte sin una sonrisa.

Porque no me conocían hace un año y medio, pensaba, y esos mensajes me han transportado un año y medio atrás.

*・゜゚・*:.。..。.:*・'・*:.。. .。.:*・゜゚・*

Como había prometido, Haruto llegó al salón de Jeongwoo para recogerlo a la hora de salida, pero esta vez no encontró al castaño en la puerta.

— Está adentro, un poco cansado. —le avisó Jeongin al pasar por su lado— ¿Quizás tú logres animarlo?

Con esa advertencia, Haruto se fijó en el interior del aula, de la cual aún salían los últimos estudiantes, topándose con Jeongwoo inclinado sobre la carpeta, con el celular muy cerca a sus ojos.

— Gracias...

— Jeongin. —se presentó este— ¡Suerte!

Mientras los tres miembros de la banda salían para buscar a Hyunjin y adelantar el ensayo, al cual Jeongwoo había avisado que no podría ir, Haruto ingresaba al salón, con el pecho apretado. Ese no era el solecito que conocía.

— ¿Woo?

El aludido le quitó la mirada a su celular por fin, elevándola hasta encontrarse con la de su cita. Ahora que sabía que era Jihoon quien le había enviado esos mensajes, no estaba seguro sobre cómo debía sentirse frente a Haruto, y ni siquiera se había atrevido a conversar sobre ello con sus amigos más cercanos. Pese a sus dudas, esbozó una sonrisa y apagó el aparato, buscando enderezarse un poco para verse menos desastroso.

— Hola, Haruto... —saludó en un hilo de voz— Perdón por... esto.

— No deberías tener el celular tan cerca a tus ojos, te dañarás la vista. —recomendó el contrario, antes de apartar la silla del costado de su carpeta para tomar asiento— ¿Por qué esos ánimos?

— Larga historia... —suspirando, apoyó la cabeza sobre una de sus manos— ¿Te puedo preguntar algo?

Al recibir un con la cabeza, Jeongwoo separó los labios, como para preguntar, pero se arrepintió rápido. Primero debía pensarlo bien, porque estuvo a punto de cuestionar directamente si es que conocía a algún Park Jihoon.

— De casualidad... ¿conoces algunos rumores sobre ti?

— ¿Como cuáles?

— Como... que eres... ya sabes, callado. —no se atrevió a dar en el clavo aún— O un opuesto; que juegas con el corazón de las mujeres...

— Creo que esos dos son ciertos, aunque no diría que lo hago a propósito. No me siento cómodo hablando con alguien a quien recién conozco, y creo que les dejo en claro a las chicas que quieren salir conmigo que las citas serán sólo por amabilidad...

Durante su pequeño discurso, Jeongwoo pensaba en cómo formular la pregunta sin ser muy directo, pues soltar la idea de que alguien consideraba a Haruto una mala persona no sería muy agradable de su parte.

— Aunque supongo que tú eres una excepción, ¿no?

Eso sacó de sus pensamientos al castaño, cuyos ojos brillantes fueron clavados de nuevo en el mayor. Su corazón latía con mayor rapidez, y no podía evitar sentirse especial, aunque ese sentimiento estuviese ahora entreverado con inseguridades y temores.

— Bueno, ¿a qué viene la pregunta? —Haruto evadió profundizar en el tema, ante el silencio de Jeongwoo, algo a lo que no estaba precisamente acostumbrado.

— Es que... alguien me dijo algunas cosas malas sobre ti. —reveló por fin, pausando para humedecer ligeramente sus labios— No creo que sea cierto lo que me dijo esa persona, pero igual.

— ¿Olivia? —trató de adivinar— Presiento que ella me odia...

— No importa quién fue, pero...

Los mensajes de medianoche de Jihoon volvían a su mente, dejándole marcas de dolor en el pecho. Realmente no quería creerle; quería confiar en la bondad de Jihoon, pero le habían caído como balde de agua helada.

Jihoon
antes de que vaya a nuestra escuela, fue compañero de clases de la hermana de un amigo que conocí aquí en la universidad. me contó que lo echaron de esa escuela, pese a sus buenas notas.
fue porque le pegó a un chico hasta tal punto de dejarlo hospitalizado. al parecer, a su novio, por serle infiel.
te lo hubiese dicho antes si es que hubiese sabido que saldrías con él.

— Haruto, quiero saber si a ti... ¿te expulsaron de tu vieja escuela?

La expresión estoica del menor mostró una leve sacudida, lo que no le parecía una buena señal a Jeongwoo, quien ahora esperaba lo peor.

— Sí.

Oh.

— No me gusta hablar de eso.

Oh.

Entonces, probablemente Jihoon estaba en lo correcto. Un escalofrío se adentró bajo la piel de Jeongwoo, dándole cierto temor de siquiera seguir saliendo juntos. Tampoco perdonaría la infidelidad, es más, no lo había hecho cuando le pasó, pero definitivamente no consideraba que la violencia fuese la respuesta, jamás.

— ¿Podemos olvidarlo? Había pensado sólo en una caminata por los alrededores, si es que te gustaría.

Cuando Haruto colocó su mano sobre el hombro de Jeongwoo, éste dio un pequeño saltito en su lugar, alejándose más. Iba levantándose paulatinamente de su asiento, hasta colocarse la mochila sobre un hombro, lo que dejó confundido al mayor.

— Yo... Tengo ensayo con la banda hoy. —propuso de excusa— Perdón por no avisarte ayer, es que me había olvidado por completo...

— Ah, entiendo. —Haruto también se puso de pie— Suerte en el ensayo.

Jeongwoo esforzó una sonrisa breve, antes de ponerse rápidamente en marcha hacia el baño más cercano. Una vez allí, se encerró en un cubículo, sentado sobre la tapa del inodoro con las rodillas junto al pecho.

Su primer instinto fue marcar el número de Jihoon.

ninki; hajeongwoo (Treasure)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora