xviii. sábado; malentendidos.

490 89 5
                                    

— ¿Qué demonios quieres?

Jihoon no estaba de humor para recibir llamadas a la 1 de la mañana, tan sólo un par de horas después de haberse acostado, ni aunque viniesen de su novio. Sólo por eso le gruñó.

Honnie, Woo está en el hospital.

Al escuchar esas palabras, el sueño partió de su cuerpo, haciéndole erguirse de inmediato, alerta.

— ¿Qué?

Su mamá me acaba de alertar. Parece que su taxista se estampó contra una casa.

Una sensación de desasosiego ocupó su pecho, lo cual se manifestó en un escalofrío poco agradable para su cuerpo. La noticia le había llegado como un balde de agua helada.

— Vamos... Paso por ti en quince.

Le colgó a Junkyu tras oír una confirmación, con lo que dejó de lado su celular para recuperarse y salir de la cama. Podía alistarse en pocos minutos si la situación lo demandaba.

Si fuese cualquier otro amigo, hubiese esperado hasta la mañana para hacerle una visita, ya que le parecía invasivo ocupar un espacio que podría tomar alguno de sus familiares. Sin embargo, dado que Jeongwoo sólo vivía con su mamá en Seúl y el resto de su familia cercana aún residía en Iksan, resultaba de suma importancia asegurarle que sus amigos estarían allí para él.

En ese momento, no importaba ningún detalle de su pasado. Puede que su ruptura no haya sido la mejor, pero su amistad había sido demasiado sólida como para ignorarla.

Y, aunque ni Jihoon mismo lo supiese, jamás engañó a Jeongwoo durante su relación.

Apenas entró a la universidad, recibió una invitación para acudir a la fiesta de bienvenida a los de primer año, organizada por una linda chica de segundo año llamada Dahyun. Se decía que esas legendarias fiestas, a las que medio cuerpo universitario asistía, siempre terminaban en desmadre, y no podía perderse la propia.

Por supuesto, pensaba invitar a su entonces novio Jeongwoo, pero por la fecha le resultaba imposible, ya que el menor aún tendría clases al día siguiente. Pese a ello, le deseó lo mejor: diversión sana y eternas memorias bonitas.

Sin embargo, en vez de llenarlo de recuerdos lindos, aquella noche que lo introdujo a la vida universitaria, plenamente compuesta de alcohol, terminó por aflorar con miles de vacíos en su memoria, por lo que se le hizo mucho más sencillo creer cualquier explicación lógicamente obvia para la forma en la que despertó el domingo.

Y, ¿cómo pensaba explicar el haber amanecido en bóxers al lado de un desconocido semidesnudo en una habitación impropia?

Sólo tenía una respuesta, y esa era que, en su ebriedad, se había acostado con ese chico.

Sintiéndose excesivamente culpable, se vistió a prisa para escapar la habitación, aunque un punzante dolor de cabeza le impidiese desempeñarse con celeridad. Su corazón latía con rapidez y su cuerpo se sentía simultáneamente en un incendio y en una helada, lo que imposibilitaba su necesidad de pensar adecuadamente.

Por supuesto, su mayor preocupación era sobre qué explicación le daría a su novio. Era un chico honesto, o al menos eso pensaba, pero tampoco quería contarle lo que creía que había ocurrido cuando puede que no tenga que enterarse, pues sucsitaría menos daño.

Porque Jihoon no había dejado de querer a Jeongwoo, y no creía ser capaz de perdonarse a sí mismo por hacerlo sufrir.

Pese a sus intenciones, la culpa con la que cargaba se hacía más pesada con el pasar de los días, hasta que, finalmente, tuvo que decirle lo que asumía como verdad: que lo había engañado.

ninki; hajeongwoo (Treasure)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora