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Gavin se encontraba recostado sobre la silla, sus pies descansaban groseramente sobre el escritorio mientras se entretenía viendo los ojos profundos y calculadores de su compañero.

El detective era de naturaleza alguien muy observador, y no podía negar que le encantaba observar a Nines, aunque primero muerto antes que admitir aquello tan vergonzoso.

Amaba observar cada pequeña cosa y detalle de las personas que él apreciaba, era muy bueno haciéndolo. Y es por eso que durante todo este tiempo Gavin aprendió que los ojos que poseía Nines, (a pesar de que tenían una enigmática fachada de frialdad) eran sorpresivamente expresivos... Pero era algo díficil interpretar cada sentimiento que cruzaba por su mirada.

Gavin se ayudaba más por las pequeñas expresiones corporales y faciales que tenía el androide; El entrecerrar sus ojos al dudar de algo, fruncir sus cejas mientras miraba a la nada cuando pensaba en un caso, apretar las manos cuando se obligaba a si mismo a no hacer alguna tontería de forma impulsiva, o cuando dejaba sus hombros caer al decepcionarse por algo.

Y aunque aprendió a leer el cuerpo de su compañero, todavía no puede decifrar los ojos de este. Gavin agradecía que el androide todavía portara su led, ya que gracias a ello puede tener alguna pista de las cosas que pensaba...

Gavin negó con su cabeza, contradiciendo sus propios pensamientos.

Incluso si aquella lucecita en la sien del androide ya no estaba, Gavin podría seguir entendiendo a Nines casi tan bien como lo entendía ahora mismo, incluso cuando el desgraciado era tan reservado con sus asuntos.

Se fijó que empezó a divagar sin darse cuenta, y que sus ojos; que principalmente empezaron observando las orbes frías de su amigo, ahora terminaron paseándose sin pudor en las manos de este, estudiando su forma y color tan pálido pero tan encantador. Fue subiendo a los brazos... ¿Siempre fueron tan fornidos?

La seria voz de Nines lo sacó de sus pensamientos, obligándolo otra vez a verlo a la cara.

— Fué su tío.

— ¿Ah? — Gavin se paró de su asiento y se acomodó para escuchar mejor al androide, el cual tenía la cadera apoyada en su escritorio mientras miraba como un idiota hacia la nada. Seguramente pensando en el caso, pensó Gavin.

— El tío, detective. Fue el tío el que asesinó a Sophie Watson. — El androide, sin mirar al detective Reed, prosiguió su deducción. — Ese día la abuela de la adolescente tuvo que salir, y el tío fué el único que sabía que Sophie quedaría sola en casa.

"Las huellas de barro que encontré en la entrada pertenecían a una suela de botas número 45. No es una casualidad que el tío se presentara en la escena del crimen apenas la abuela lo llamara con la misma talla y diseño de la suela de las botas.
Otra pista que delató al tío fueron unos pelos de perro en su chaqueta. En la casa de la niña había un perro lo suficientemente grande como para alcanzar su torso y dejar pelos en el. Estuve jugando con el perro amarrado en el patio, está muy bien entrenado y es desconfiado de la gente extraña, así que si alguien desconocido entrara a la casa el perro seguramente ladraría o mordería a la persona... Y no hay ningún rastro de alguna pelea en el perro o por alrededor de la casa, el animal está en perfectas condiciones y se encontraba en la sala de estar, así que pudo haber mordido a alguien desconocido si entrara por la puerta principal o la puerta trasera. También fué un humano muy estúpido y descuidado, ya que dejó sus huellas por todas las sábanas. Aunque tuvo sus bajas, el homicidio y la violación fue meticulosamente planeado, por lo que tuvo días para planear la escena del crimen."

Gavin lo miró desconcertado, el androide era brillante. El detective nunca se acostumbraba a que el bastardo resolviera algunos crímenes en menos de dos horas.

¿Qué? [Gavin x RK900]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora