Moverse hacia adelante. [Final]

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🎧 Age of Youth - Drain.


[12, final]



Para cuando el otoño regresa, yo por fin encuentro mi verdadero talento y lo que me es más sencillo en esta vida.

Vender.

Nada nuevo, de hecho. Pero esta vez no son cosas de mi posesión las que pongo a la venta y promociono, sino productos de una empresa de artículos tecnológicos.

Síp. Comienzo a trabajar como un asesor comercial.

Me contrataron por, más que nada, azar. Mi currículo no era el más atractivo, y ni siquiera tengo un título de nada. A comparación del resto de mis compañeros de trabajo recién graduados o a meses de graduarse, no había entonces mucho de lo que pudiera jactarme a parte de poder hablar mandarín y defenderme bastante bien en el cantonés, y mi buena apariencia, que no es un mérito mío, sino de mis padres.

Una cara bonita no equivale a buen desempeño laboral, y nadie me tenía mucha fe. Estaban seguros de que no iba a durar más que unas pocas semanas.

Pero estamos hablando de mí. Cada vez que me han subestimado en esta vida yo lo interpreto como un desafío, y termino por obsesionarme en conseguir demostrar que se han equivocado. Es gracias a esa característica que actualmente soy el empleado con las comisiones más altas, manteniéndome como el vendedor número uno en la lista desde hace seis meses. Y pasé de empleado temporal, a asesor de salón permanente.

Resulta que, para vender algunos cuantos electrodomésticos y artefactos uno no necesita mucho conocimiento teórico y todo ese rollo, sino saber cómo tratar a cada cliente. Mantenerlos interesados sin ser insistente, responder dudas, ser carismático y atento sin volverse pesado, ser empático y comprensivo cuando sea necesario, o callado e ir directamente al grano si el cliente no es una persona con mucho tiempo o paciencia. Encontrar soluciones rápidas y saber cómo manejar quejas u objeciones.

Dependiendo de quién entre por la puerta, elijo el papel a interpretar. Ya sea el vendedor divertido y entusiasta, o el recatado y serio. Años camuflándome como un camaleón para encajar en las necesidades y gustos ajenos me han dado experiencia suficiente para que esto sea pan comido.

―Hyung, ¿puedes ayudarme?

Ladeo la cabeza para darle mi atención a mi nuevo compañero, el asesor de ventas más reciente, Byun Baekhyun, quien se inclina a través del umbral de la pequeña habitación de descanso con una mueca complicada.

―Claro ―contesto, terminando de servirme un café―. ¿Qué necesitas?

Hace un mohín.―He estropeado la fotocopiadora otra vez.

Byun Baekhyun, de rostro bonito y personalidad extrovertida, es un universitario en su último año y lleva trabajando aquí hace poco más de un mes. Está bajo mi cuidado, pero hace la mayor parte de las cosas sin gran problema y usualmente no necesita de mi ayuda.

El único asunto con Baekhyun, es que tiene una tendencia a arruinar cualquier artefacto que le pongas en frente.

Exhalo exageradamente y lo sigo.

Dejo mi taza de café en sus manos y, después de analizar el aparato un momento sin encontrar nada fuera de lugar, empujo el compartimiento de las hojas con el pie para abrirlo, me inclino para mirar dentro y me río entre dientes.

―No está estropeada. El papel está atascado ―hago un bollo de las hojas arrugadas, coloco unas nuevas en la posición correcta y presiono el botón para que la copiadora continúe el proceso―. Primero fue la cafetera, luego la máquina expendedora, y ahora te ensañas con la copiadora. ¿Cómo es que un asesor de ventas de artículos tecnológicos se lleva tan mal con la tecnología?

Ellipsis «hunhan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora