†CAPITULO 1†

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Abro los ojos pesadamente, maldiciendo que una vez más me he tenido que despertar, lentamente salgo de la cama, tengo el cuerpo dolorido, no es nada nuevo, la verdad. 

Camino a paso lento hacia mi baño, abro la luz y esta me ciega, haciéndome cerrar los ojos por la molestia. Lo primero que hago es mirarme al espejo, no me resulta extraño verme el ojo morado, este está hinchado y lloroso, así que saco el maquillaje que tengo debajo de la pica y lo dejo preparado encima del mármol.

Antes de aplicármelo decido bajar a la cocina para cubrirme un poco el ojo con hielo, y así bajar la hinchazón que este a adoptado. 

No le digo nada a mi madre cuando entro a la cocina, ni siquiera la miro, ella permitió esto, así que no le debo nada. Pero ella no me quita ojo de encima, me mira como voy hacia el congelador para secar de esta el trozo de agua helado para envolverlo y posicionármelo en el morado de mi cara. Solo pone una cara de tristeza cuando me ve hacerlo, y yo me retiro del lugar sin desearle ni los buenos días, por que la verdad, ¿para qué desear eso si se que no lo va a ser?

Al llegar a mi habitación me dispongo a vestirme, y me decido por una sudadera negra grande, que me llega casi a las rodillas, cuando menos se me vea mejor, y para acompañarla me pongo unos pantalones de chándal del mismo color. 

Regreso al baño y observo que la hinchazón ha bajado, no del todo, pero algo es algo, así que sin perder más tiempo me aplico a la perfección el maquillaje para disimular el golpe, de tantas veces que lo he hecho se podría decir que soy un experto en esto.

Me guardo el maquillaje y después de cogerme la mochila  y el teléfono, salgo de mi casa sin decirle nada a mi madre, quien tan poco se digna a dirigirme la palabra o simplemente desearme un gran día, por que como yo, ella también sabe que como todos lo días no tendrá nada de bueno. 


El gran edificio que está delante de mi, ya está lleno de adolescentes, algunos riendo, otros chillando, otros simplemente hablando, y yo, como de costumbre voy entro solo ante la indiferencia de toda la gente presente. Voy a mi taquilla y me cojo el libro de lengua, ya que es lo que me tocan los lunes a primera hora, cierro la pequeña puerta de mi taquilla y me giro para ya dirigirme a la clase que me toca. Los pasillos empiezan a vaciarse a medida que la gente entra a sus aulas, pero de pronto escucho unos pasos rápidos y seguido de esto un empujón que me hace que se me caiga el libro y que yo casi le siga. 

-¡Pringado!-. Dice el chico que me ha empujado, al cual rápidamente reconozco, es imposible no reconocer la voz de Louis Tomlinson, uno del grupo de chicos que no me deja en paz, desde un primer momento la tomaron conmigo y actualmente siguen molestándome siempre que tiene oportunidad. 

Recojo el libro soltando un suspiro y finalmente llego a mi aula. Al entrar puedo ver que todos los asientos están ocupados, todos menos uno del fondo, así que me dirijo hacia esa. Cuando ya estoy a punto de llegar, una pierna me hace caer para delante, haciendo que el libro de lengua vuele fuera de mis manos, me quejo de dolor al impactar contra el suelo duro y oigo la risa de toda la clase, gracias a mi caída, nadie se levanta a ayudarme, solo se ríen, haciéndome sentir aún más abochornado. 

Levanto la mirada para encontrándome a un Louis Tomlinson burlándose de mi con sus amigos, no se me hace nada raro que sea el culpable de mi caída. Me levanto cogiendo de nuevo el libro y abrazándolo con mis manos a mi pecho. No miro a Louis, solo voy al lugar y me siento con la mirada baja, sin tener el suficiente coraje de afrontar la clase entera que me mira. El profesor no tarda en llegar y se pone a dar clase. 

Una bola de papel estalla contra mi cabeza y un poco sorprendido la cojo, la abro y la leo. 

"¿sabes que eres idiota?"

STAY STRONG (larry Stylinson) terminada✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora