Misión prohibida

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Era el primer día en que podría sentir la sensación de estar de vacaciones realmente, habiendo pasado ya el fin de semana y siendo lunes.

Los dos días anteriores todo se había mantenido tranquilo principalmente, él había estado en la mansión practicando piruetas y movimientos de acrobacia, aunque lo hizo en una parte del extenso jardín o mejor dicho bosque de la mansión para no tener que ver a Batman en su cueva.

Las cosas con su padre no habían mejorado, aunque ciertamente tampoco habían empeorado, Bruce se había mantenido alejado de él durante el sábado y el domingo atendiendo juntas y cosas del trabajo, ni siquiera le había vuelto a ofrecer salir a patrullar con él esas noches, Dick no sabía si porque presentía que no aceptaría o porque había decidido alargar su castigo un poco más después del viernes en la noche, pero de cualquier forma realmente no le importaba, porque sí que habría rechazado la oferta de haberla tenido, habiendo sus pensamientos y sentimientos permanecido también igual durante ese pequeño tiempo.

Aunque lo que sí le habría gustado hacer como Robin era haber ido con sus amigos al Monte Justicia, cosa que había evitado en primer lugar porque no quería tener que pedir permiso a Bruce o lidiar con Alfred convenciéndolo de que Bruce estaba de acuerdo, y en segundo lugar porque necesitaba que se enfriaran un poco las cosas de la otra noche para que sus amigos no lo atacaran con preguntas vergonzosas, pero la buena noticia era que el día anterior mientras buscaba a Alfred por la mansión para preguntarle por una playera que no encontraba, había logrado escuchar de reojo cómo Bruce hablaba con alguien de la Liga de la Justicia por teléfono, mencionando una misión que ese día él y su equipo podrían llevar a cabo, así que sería cuestión de esperar.

Siendo el primer día de la semana Bruce estaba trabajando, se había ido antes de que él bajara a desayunar por lo que no lo había visto en todo el día y en ese momento se encontraba en la segunda sala de estar donde estaba la pantalla gigante, estaba viendo un programa de comediantes que solía gustarle ver con Alfred, mientras el mayordomo se encontraba en el sillón a su lado cosiendo una camisa que supuso era de Bruce.

-Este programa es realmente bueno Alfred, deberíamos de ir como parte del público algún día- dijo después de un chiste que escuchó.

-Mmm, si el señorito se mantiene cumpliendo con sus obligaciones en la escuela y siendo un buen chico creo que es un acto que podríamos permitirnos próximamente- contestó el mayordomo sin perder de vista la aguja y la camisa.

Dick asintió dando una pequeña sonrisa, aunque no hubiera fecha exacta sabía que Alfred no olvidaría esa conversación, cualquier día podía llegarle con una sorpresa.

-Oye Alfred- dijo segundos después viendo al mayordomo- sé la importancia de arreglar los trajes y las armaduras porque son costosos y tienen materiales especiales como para sólo tirarlos pero ¿tener que coser una simple camisa? ¿No podría Bruce sólo comprarse otra?- preguntó, más que nada porque a veces sentía que el mayordomo podía ahorrarse cierto trabajo y relajarse un poco más.

-No dudo en que el señor Wayne estaría de acuerdo con eso pero por un simple corte es una pena desperdiciar esta prenda, además debido a mi confianza como costurero estoy seguro de que soy perfectamente capaz de dejarla como nueva, señorito Dick- respondió el mayordomo aún en su labor.

Dick no se molestó en defender más su punto, sabía qué tan en serio se tomaba Alfred eso de "dar un buen servicio" y no habría forma de persuadirlo de dejar una tarea sólo por su propia comodidad, de hecho ni por la de él ni por la de nadie.

Justicia Joven. Los Pájaros y el Murciélago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora