A sus diez años la mayoría de los recuerdos que Jason tenía eran de pasar hambre, buscar refugio por las noches, sobretodo en los días de lluvia, robar lo que podía para comer y por lo mismo hurgar en los basureros, también tener que cuidarse de niños mayores que le quitaran lo poco que tenía, incluso de adultos, lo que lo llevó a ser golpeado más de una vez.
Pero no solía quejarse, había aprendido que de nada servía, podría enojarse, llorar, patalear, pero con eso su tristeza, hambre o frío no se irían, lo mejor era aprender a seguir adelante, luchar por sobrevivir, al menos seguía teniendo libertad, podía ir al parque público cuando quisiera, observar las tiendas que quisiera, sentir el aire fresco y el sol, cosas que no ocurrirían en un orfanato, ahí gente lo obligaría a hacer cosas que probablemente no querría hacer y seguiría solo, lo sabía, había estado en uno una vez pero al final se había escapado y clara razón de que a nadie le importaba ahí era que nunca lo buscaron, así que aceptó la vida que tenía donde se valía por sí mismo y estuvo lo mejor que se puede estar en la calle durante un tiempo, entonces le había quitado las llantas al auto equivocado, o tal vez el correcto, aún no lo sabía.
Se sentía un tonto por haber quedado tan impresionado del héroe encapuchado, Batman, según había oído por las calles, ya que una de las reglas de la calle era que no podías confiar ni apoyarte en nadie, nadie hacía algo por ti sin querer algo a cambio, sin embargo después de haberle robado las llantas a ese hombre él, más que enojarse le había comprado una hamburguesa, incluso le había cedido la suya cuando se la acabó y había escuchado sus chistes y reído o sonreído con ellos, debía admitir que desde hacía un tiempo, sino es que desde siempre, ninguna persona había sido amable con él, estaba más acostumbrado a palabras de desprecio o miradas de asco, pero al Murciélago no pareció importarle su aspecto, y por como le explicó porqué no quería que estuviera solo en la calle parecía que quería ayudarlo, así que aceptó ir a donde le dijo.
Por supuesto resultó ser un terrible seleccionador de casas de acogida no certificadas por el gobierno y una anciana loca quiso entrenarlo como un asesino asaltante, cosa que no era, sabía que llegaba a robar pero nunca le quitó nada a gente que no tenía, intentó que lo que quitara fuera fácil de reemplazar como un collar a una mujer rica o el almuerzo a alguien que podía comprarse otro, pero nunca por medio de lastimarlos de alguna manera, sabía pelear, sí, pero era para defenderse, no amenazaría a alguien y mucho menos con un arma, pero el amenazado terminó siendo él por no querer seguir órdenes así que pronto se encontró queriendo a la única persona que se había preocupado por él hasta ese momento, pero se culpaba por esperar algo del sujeto, como que comenzaría a protegerlo desde la distancia ya que le había dicho que volvería a comprobarlo, lo cual era peligroso y lo sabía, además de que parecía imposible.
Sin embargo al final el hombre sí llegó y sorpresivamente decidió llevarlo a su casa, ofreciéndole adoptarlo.
Sabía qué significaba esa palabra, la había anhelado una vez pero hace tiempo y lo habían defraudado, así que no quería dejarse llevar tan fácil por unas palabras dulces pero al final tampoco pudo rechazar la oferta, ¿y qué si se deshacía de él después? Al menos mientras durara tendría comida y un techo, era más de a lo que estaba acostumbrado y Bruce se veía amable incluso sin su traje oscuro... pero por supuesto no bajaría la guardia para si tenía que pelear y escapar en cualquier momento.
Aunque al parecer no estaría quedándose únicamente con el hombre, según la foto que había visto al entrar a su casa tenía familia, y le había contestado que vivían tres personas ahí, corrigiéndolo a cuatro por incluirlo lo cual admitía que era un detalle.
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Justicia Joven. Los Pájaros y el Murciélago
FanficHubo un tiempo en la vida de Dick en que pensó que había perdido todo y se quedaría solo para siempre, pero resultó ser lo contrario cuando logró encontrar una nueva familia con Bruce Wayne y Alfred Pennyworth. Ahora, si bien era extremadamente feli...