A White Suit -Minyeon-

La Llamada De "No Te Preocupes"

Salí temprano a la mañana siguiente, dejando una nota para Miyeon. La llamada que recibí la noche anterior fue de Shuhua, me pidió reunirme con ella esta mañana. No tengo ni idea de por qué.

— Muy bien Shuhua, ¿qué pasa? —Pregunté mientras la puerta se cerraba detrás de mí.

— Mi lugar parece vacío, ¿no?

Miré alrededor de la tienda por un momento mientras caminaba hacia Shuhua, quien estaba detrás del mostrador—. Lo hace, ¿qué falta?

— Nada que pueda mencionar, simplemente no se siente bien.

— ¿Para eso me llamaste?

— No, recibí una carta de alguien —Shuhua sacó una carta de detrás del mostrador y me la entregó.

Mi teléfono empezó a sonar y lo saqué para ver el nombre de Miyeon en la pantalla. Se lo mostré a Shuhua antes de contestar.

— ¿Sí-?

— ¡¿Dónde diablos estás?! —Miyeon preguntó a través del teléfono haciéndome apartar el teléfono mientras ella divagaba.

— Miyeon-Miyeon, ¿no leíste la nota que te dejé?

— Lo hice, pero no explica dónde estás.

— Estoy con Shuhua, no hay nada de qué preocuparse —dije.

— Sí, hasta que llegues a casa con una nueva herida —murmuró Miyeon.

— Estaré bien Miyeon, lo prometo.

— Bien, solo ven a casa a tiempo o te dejaré fuera de tu habitación.

Solté una carcajada—. Está bien, está bien.

— Adiós Minnie, mantente a salvo.

— Lo haré, adiós —Bajé el teléfono y pulsé el icono con un teléfono rojo, finalizando la llamada. Dejé mi móvil y abrí la carta, leyéndola en voz alta—. Querida Yoon, aparentemente alguien intervino tu llamada telefónica con Miyeon cuando estabas en mi ciudad. La única razón por la que sé de Miyeon es por esa llamada. Ten cuidado durante la próxima semana mientras soluciono esto.
Jihyo.

— Esto es malo.

— Lo es. No quería que la gente se enterara de ella —Dije mientras golpeaba con mis manos el mostrador—. Necesito volver a la mansión.

— Adelante, pero ten cuidado.

— Lo haré Shuhua.

Cuando regresé a casa, Miyeon me estaba esperando en la puerta. Cabreada era una forma de describir la mirada que me dio. Sonreí nerviosamente mientras caminaba hacia ella.

— No estás herida, eso es bueno —dijo Miyeon.

— Uhmm... sí, sí. No estoy herida.

— Pero no me estás diciendo nada.

— Um, ¿adentro por favor?

— Bien —Miyeon giró sobre sus talones y entró, conmigo siguiéndola. Una vez que estuvimos lo suficientemente adentro, Miyeon se volvió hacia mí mientras se cruzaba de brazos—. Responde ahora.

Le entregué la carta que me dio Shuhua. Miyeon abrió la carta y escaneó el contenido—. Tengo que protegerte.