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El silencio de aquella noche era el único testigo de como Brian y Roger esperaban una señal o lo que fuera para entregarse al otro por completo.

Era como si el amor que alguna vez se juraron estuviera intacto, como si lo demás no importara.

Brian observaba aquellos brillantes ojos azules que derrochaban súplica y no pudo evitar ceder ante Roger. Era su debilidad. Siempre lo sería.

Sus miradas se cruzaron y sus respiraciones comenzaron a agitarse. Ambos podían ver el amor brillar en los ojos del contrario. No podían evitar observar los labios ajenos y pensar al mismo tiempo cuanto es que habían echado de menos el probarlos hasta el cansancio. 

Brian se le acercó un poco más, y se detuvo como si le estuviera pidiendo permiso.

—Te amo, Roggie.

La respuesta que obtuvo Brian fueron los deliciosos labios de su amado hombre chocando sutilmente contra los suyos. Un beso suave y amoroso que demostraba cuánto es que se hacían falta. Sus movimientos eran lentos y pausados. Disfrutando el sabor y la humedad que para ambos eran en extremo conocidas. Se separaron por un instante solo para mirarse a los ojos y de mutuo acuerdo, compartir otro beso lleno de amor.

Brian llevó sus manos a la pequeña cintura de su amado y este correspondió el contacto enredando sus dedos en los abundantes y sedosos rizos del mayor.

Las caricias y la necesidad de sentirse más cerca ocasionaron que el beso subiera poco a poco de intensidad. Con delicadeza, Roger subió al regazo de Brian sin siquiera despegar sus labios. Sus lenguas comenzaron a buscarse, a tocarse, a encender en su interior esa llama de pasión y deseo que también seguía ardiendo por el otro. 

Roger suspiró en los labios de su amado y aun sin realmente desearlo interrumpió el beso riéndose suavemente mientras bajaba su mano —Me has extrañado ¿verdad?

Brian asintió sin nada de pena, se levantó con su amado en brazos y este enredó sus piernas en su torso. Compartiendo pequeños besos, llegaron a la habitación y con toda la delicadeza del mundo, Brian depositó a su rubio sobre la cama. 

Volvieron a besarse con ternura. Con pasión. Sus prendas poco a poco se convertían en un estorbo, del que con ayuda del contrario se fueron despojando.

Ambos estaban cubiertos solo por la diminuta ropa interior y la luz de la luna iluminaba la habitación con fuerza.

—Eres hermoso —musitó Brian causando que las mejillas de Roger se sonrojaran aún más.

—Y tú eres perfecto.

Volvieron a unir sus labios mientras sus manos inquietas y necesitadas del otro, recorrían cada centímetro de piel que parecía arder ante cada caricia.

Su respiración se volvía más pesada y los suspiros que emitían llenaban el silencio de la habitación. El interior de Roger pronto se llenó con dos de los dígitos del más alto. Lo preparaba con cuidado para no lastimarlo.

Cuando las repuestas del rubio eran todas placenteras, sus largos dedos fueron sustituidos por su miembro erecto, ocasionando en ambos una letanía de gemidos y sonidos placenteros que no eran sino la prueba del amor que aún existía entre ellos.

Las piernas de Roger se enroscaron en las delgadas caderas del rizado. Deseaba sentirlo en plenitud. Constar que no soñaba con ese encuentro. Lo atrajo por el cuello y sus frentes permanecieron juntas. Se miraron a los ojos mientras Brian seguía embistiendo, entrelazaron sus manos para así sellar ese vínculo que los había unido hace años y que pese a todo, aún estaba ahí.

El orgasmo les llegó de manera casi simultánea. Haciendo vibrar sus interiores de pasión y amor. Sus nombres resonaban en medio del clímax, siendo eso una prueba más de lo mucho que se habían necesitado.

Brian bajó del cuerpo de su amado y se acomodó a su lado llenandole el cuello y el rostro de tiernos besos.

—Nunca quiero separarme de ti otra vez, bebé.

Roger sonrió, extrañaba que lo llamara así —Ni yo, mi amor.

—Por favor dime que esto no es un sueño.

El menor sonrió y se acercó para besarlo cortamente —Te amo.

—Yo nunca dejé de hacerlo.

Se fundieron en un cálido abrazo que ni siquiera el haber caído profundamente dormidos hizo que se terminara.












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Lo prometido es deuda, mis amores, y leyendo sus comentarios vi que hace mucho esperaban esto c:

Capítulo escrito en su mayoría por la hermosa RhiannonDeacon-May 🤗🤗🤗.

Los amo muchísimo, nos leemos ♥️♥️♥️




Smile, baby! {Maylor - Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora