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-eso duele-se quejó la azabache mientras observaba a su doctor cambiarle las vendas en su abdomen

-más si te lo introducieron-sonrió él

La chica suspiró pesadamente e Inuyasha miraba con atención las curas que realizaba Suikotsu en Kagome. Se aliviaba con que esa herida estaba cerrándose poco a poco, se imaginaba a Kagome entusiasmada por poder jugar pronto con ellos y en especial... con él. Tal vez, le rete un juego más adelante.

-me sorprende que, puedas soportar todo lo que llevas en tu cuerpo-comentó el doctor

Kagome parpadeo, era cierto... soportó los inmensos dolores ocasionados por aquellas heridas. Hasta ella misma se sorprendía en como logro sobrevivir en la agresión que recibió hace unos días atrás.

-ella es fuerte-le habló Inuyasha, la entrenadora le dirigió una mirada-es incluso más fuerte que yo y los demás-la miró sonriente

Ella le devolvió el gesto mientras que Suikotsu daba el ultimo toque y se levantaba de la silla aún curvando una sonrisa. Con que fuerte ¿eh?... pocas mujeres no salían ilesa en una violación como esta, hay que considerar que el feminicidio es un tema muy delicado y que poco se ve en ese país.

Suponía que tanto los jugadores como su entrenadora estarán azotados en varias entrevistas cuando esta misma se recupere y causaría un revuelo en el estadio en el momento de presentarse en aquel juego.

-bien... más tarde vendrá la señorita Tsukiyomi a revisarte, tal vez te hará preguntas así que no temas-anunció tomando la caja de metal donde estaban los materiales para cura

-¿por que temerle a una psicóloga?-interrogó ella, la primera vez que tuvo cita con ella no pasó nada en especial

Esa vez estaba algo ida y ni le vio el rostro a esa doctora, simplemente le respondía las cortas preguntas que ella le lanzaba. Estaba en un estado de trance hasta toparse con sus jugadores, ellos le devolvieron la consciencia y no dudo en hablarles.

-pues... hacen tantas preguntas que cansan y ahí suplicaras que no vuelva más a verte, te acordarás de mi ¿verdad que si Inuyasha?-rió sonoro

El jugador le siguió por la declaración imaginándose la angustia de su amada cuando le tocara ese momento.

-si, pobre de ella-rieron sin parar cansando a Kagome

-¿pueden dejar de reírse?, me causan nervios-aclaró ella mirándolos de reojo

Suikotsu se despidió anunciando que aparecería mañana por la noche a cambiarle la venda otra vez y con los nuevos medicamentos que pronto debería de empezar a ingerir para su mayor recuperación.

-de verdad, me estaban poniendo nerviosa, capaz y la psicóloga me mande a volar al otro mundo con un artefacto extraño-hizo un puchero haciendo reír a Inuyasha

El acarició la coronilla de su cabeza con una infinita ternura, confundiendo a la chica.

-estaré aquí por si intenta algo raro, aunque no creo-aguantó las ganas de reírse

Kagome lo vio incrédula y lo golpeó en el brazo, y él la besó como travesura ganándose las quejas de ella cosa que no duró mucho, la azabache le correspondió rendida haciendo que Inuyasha sonriera entre el beso.

-¡buenas buenas!-entraron a la habitación los jugadores

Ambos personajes tuvieron que separarse rápidamente muy sonrojados y notaron la presencia del equipo alrededor de ellos. Felices y aliviados con que su entrenadora amaneciera un poco más activa.

-miren lo que trajimos-dijo Miroku acercándose más a Kagome y sacar los condimentos que contenía la bolsa-pancito, quesito, jamoncito, salsita , juguito y... ¡doritos!-

Mi Hermosa Entrenadora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora