Mi Hermosa Entrenadora

16.

-¿¡ahora que demonios hacemos!?-alzó la voz Koga caminando de allá para aca-cuando la entrenadora despierte y nos vea no me imagino esa reacción-

-calmate ¿quieres?-tranquilizó Miroku mirándolo

Aún estaban en el hospital y ya era casi las 4 de la tarde, desde que las muchachas se fueron junto con Sota y desde que el doctor y hermano de Bankotsu les notificó esa grave novedad no pararon de pensar la reacción que podría tener Kagome cuando llegara el momento de mirarles las caras e Inuyasha no se sentiría cómodo con eso además, si llegase a reaccionar muy mal... no lo permitiría, no permitiría que su entrenadora y la mujer que le robó el corazón le tuviera pánico por un hecho que ella sola tuvo que enfrentarlo.

Pensó detenidamente, se levantó de golpe y se dispuso a caminar hacia la salida dispuesto hacerlo.

-¿a donde vas?-preguntó Sesshomaru

-buscare a esos desgraciados que le hicieron tal barbaridad a Kagome y haré que confiesen-soltó sin dejar de caminar

-detengan a ese idiota-les murmuró al trío que estaban tras de si

Hoyo, Ginta y Hakaku no dudaron y entre los tres  cargaron a Inuyasha quien se quejó por el acto.

-¡sueltenme! ¡tengo que buscar al maldito responsable!-

-orden de Sessho-comentó Ginta suspirando y lo sentaron frente Kikyo y Naraku. Miro furioso a sus compañeros y hermano.

-¿¡acaso no entiendes!?-interrogó

-no, tu eres el que no entiende-respondio él frunciendo el seño-¿no sabes las consecuencias que tendremos si los paparazzis que están allá afuera nos ven? No queremos darles explicaciones y mucho menos si la entrenadora está en un mal estado-explicó-no queremos arruinarle su reputación ¿o si?-arqueó una ceja

-pero...-

-Inuyasha, entiendo tu desesperación por Kagome, pero vengar lo que le paso no valdrá la pena-le habló la misma Kikyo y miro sus manos perdidamente-estoy segura que ella diría lo mismo... no le gustaría que sus jugadores estén involucrados en algo que no les conviene, sobre todo tu Inuyasha... a pesar de que estuvieron juntos entrenando con ella, te conoce muy bien-lo miró suplicante-no hagas una locura que después Kagome se culparia por eso-

Las palabras de la morocha eran ciertas, la entrenadora se sentiría mal si llegasen hacer algo que no les debe de interesar, más que todo a Inuyasha. Pero él no pensaba lo mismo, esa mujer era su mundo, era todo lo que quiso tener ¿y como no hacer algo por ella? Ella lo motivó, ella hizo que sus ilusiones y la posibilidad de vivir junto a ella por el resto de su vida aumentaran más, ella hizo cosas que no tenía pensado que hiciera incluyendo su inspiración en jugar.

-entonces... ¿por qué no hacer algo por ella si ella fue quien nos motivó en los juegos?-esa pregunta invadió en cada una de las cabezas de los jugadores pensando lo mismo-ella fue quien nos entusiasmó en los partidos, ella sin quejarse y en vez de regañarnos por un error nuestro nos seguia apoyando...-miro a Kikyo cristalizando sus ojos-¿cómo quieres que no haga nada después de lo que le pasó? ¿Como quieres que me cruce de brazos sin dejar de pensar en el estado en la estaba cuando ingreso aquí? ¡por Dios Kikyo! ¡casi la perdimos en la ambulancia!-se levantó histérico

La chica derramó unas cuantas lágrimas ante esas palabras, Inuyasha tenía tanto espíritu y lealtad hacia su entrenadora que sería capaz de cualquier cosa, no por que es la chica que tenía el dominio sobre el equipo, sino por ser el imenso amor que sentía el peli negro por Kagome.

Yokai's observó la conversación sin decir nada, Inuyasha decía la verdad con respecto a la situación en la que estaban. Ellos le debían mucho a la mujer que se encuentra allá dentro tratando de sobrevivir por los graves golpes que recibió en su persona, y lo peor de todo, una violación que presenció y, que no se lo merecía por nada del mundo.