Otabek podría considerase un chico normal: iba a fiestas, mentía a sus padres, pasaba horas jugando con una consola. Otabek era normal si omitíamos el hecho de que tenía la habilidad de ver e interactuar con los fantasmas. Yuri era un excelente bailarín, pero por su abuelo ingresó al ejercito como un soldado para la gran unión soviética, en el ejercito conoce al amor de su vida pero es asesinado cuando cumplía su deber al servir a su país, pasa años vagando por el mundo como un fantasma y un día encuentra un pequeño niño capaz de observarlo y le ofrece su amistad. Historia inscrita en los premios Katsudon 2018