Mi vida y mi reputación habían terminado, ahora soy un exiliado, un mala sangre como ahora mi propia gente me llamaba, los que alguna vez llame hermanos me trataban con tanto odio y asco, no los culpo, yo haría lo mismo si no supiera la verdad, pero solo es cuestión de tiempo, después de que arranquen la cabeza de mi cuerpo esto se repetirá. Un aroma que jamás había sentido invadió mi nariz, era dulce, muy dulce, muy agradable para lo que estaba acostumbrado, levante mi cabeza y mi mirada se encontró con la de una humana... ¿Una humana?