«¿Quién puede estar llamando a esta hora?», pensé. El corazón se me detuvo. Un frío me recorrió la espalda y de un salto salí de la cama a toda prisa. Cuando llegué al teléfono lo descolgué y casi se me cae por lo mucho que me temblaban las manos. Era como si hubiera presentido lo que iba a pasar. -Hola¿Quién es?-pregunté. -Soy el padre de Vegeta Algo dentro de mí se agitó. ¿Por qué el padre de Vegeta me llamaba de noche? -¿Qué sucede? -pregunté con desesperación-. ¿Qué pasó? -Vegeta...Vegeta,tuvo un accidente. ―Su voz bajó tanto que se convirtió en un susurro―. Está muy grave en el hospital. Ven pronto, por favor. Dejé caer lentamente el teléfono. Lágrimas incontrolables salían de mis ojos, mientras mis padres me preguntaban qué sucedía.