Tal vez nunca debí acercarme a ella, debe haber sido el error más grande de toda mi existencia. Siempre es lo mismo, y aunque quiera negarme a tenerla cerca, quiera obligarme a alejarme de ella, a fingir que no la conozco ni conocí nunca, aunque quiera obligarme a hacerlo no puedo. Nunca pude. Aquí, la veo en mis brazos con lágrimas en mis ojos, esta vez fue su turno no el mío, daría lo que fuera para que ella nunca sufriera en estas ocasiones. Pero inconscientemente, sé que luego... el que sufrirá por más tiempo seré yo al no tenerla. Vivir sin ella es la peor de las torturas.