Dios por mérito propio siempre ha actuado de formas muy misteriosas, pero hay algo que no se le puede cuestionar al gran creador de todo lo que hay y habrá, y eso es que el ama a todos sus hijos sin excepción. Pero el siendo su hijo más querido, a quien le ha puesto la carga más dura y pesada sabe que debe de recompensarlo, y darle lo que el necesita, la tan dichosa Felicidad