Y por fin entendí que soy yo a quién necesito. Después de mil días llorando por sentir que necesitaba a alguien, de crisis dónde creía que si no conseguía pareja me iba a morir de tristeza, de intentar meterme con cualquiera para intentar calmar mi soledad, de culparme por no tener a nadie en mi vida, entendí que no dependo de los demás, que no necesito a nadie para ser feliz, nadie que no sea yo. Claro que necesito cariño y algún que otro abrazo, pero no es mi prioridad, mi prioridad soy yo. Por primera vez mi noche no es triste y no estoy deseando no despertar a la mañana siguiente, ahora tengo ganas de vivir e intentarlo mejor mañana.
Volveré a vivir, no, empezaré a vivir realmente, al carajo todos los demás.