Me encantan las novelas que tratan de reencarnación, más aún si los protagonistas tienen que regresar cada una de ellas para sanar su corazón y completar lo que anteriormente salió mal. Pero, a decir verdad, no estaba tan aferrada a eso. Una novela es ficción, y no es real, a diferencia de los sentimientos que evoca. Creo en la reencarnación y sé que cada cuerpo no es mas que un recipiente, pero anteriormente no sabía mucho de eso. Eso hasta que leí los preciosos libros del psicólogo Brian Weiss. Me mostró mucho, y comprendí cosas que antes no. También siento que aprendí, aunque no sea tan profundo como experimentarlo de mano propia.
Es simplemente maravilloso como en este mundo existen tantas historias que contar, pero que nunca sabremos. Existen historias de amor, de tragedia y dulzura, de pérdida y de reencuentro. Muchos hábitos de ahora, muchos miedos, pueden tener más de mil años acompañándonos. No sabemos de dónde viene, cómo pasó, resulta que en realidad los trajimos de una vida pasada.
Como aquel sentimiento que surge cuando vemos a personas que nunca antes habíamos visto. ¿Por qué parece que esta no es la primera vez para nosotros? Hubo una vez, pero lo olvidamos. La gente suele decir que tal vez se trata de una ilusión, pero dudo de eso. El corazón no puede mentir, aunque el inconsciente sí.
Leí la historia de Chitra y su madre, y me identifiqué. Nunca comprendí por qué mi mamá me sobreprotege tanto, y es exigente, lo cual me hace enojar. No siento la protección debido a sus expectativas. Ahora me pregunto, ¿puede ser que la conocí en una vida pasada? Quizás fue mi madre una vez también, quizás lo fui yo, fuimos amigas, hermanas, y tal vez una de las dos murió temprano, pero mi mamá en esa vida debió sufrir mucho, motivo por el cual en esta vida se convirtió en mi mamá, y no puede dejarme ir. Incluso si se trata de mudarme a dos calles, ella todavía se sentirá devastada y sola. No tengo idea, pero de que la conozco más de 19 años, no tengo dudas.