— Tendrías que salir, en estos momentos no te vendría mal tomar un poco el sol. — argumentó el viejo Hokage.
Hiruzen, el cual había ido a la casa de Minako por el mero hecho de darle el dinero para el mes, se encontraba dentro de la casa intentando animar a la niña. La que estaba derecha con la espalda apoyada en la pared y la mirada baja al lado de una ventana tapada hasta la mitad por las cortinas, dejando pasar la luz.
— Iruka está muy preocupado por ti, llevas semana y media sin ir a la academia. — le comunicó el mensaje con una voz normal y sin algún sentimiento a destacar.
— Si tan preocupado está, podría haber venido él. — expresó con una voz neutra y carente de sentimiento. Pues tenía razón, nada le impedía venir aunque fueran solo diez minutos.
— El sueño te está empezando a afectar, pereces una zombi. Relájate y descansa. — evitó deliberadamente el rumbo que estaba a punto de tomar la conversación. Redireccionando para donde él quería y revolviendo su cabello rubio en lo que la contrarío no presentó objeción alguna.
El viejo procedió a marcharse de esa pequeña casa, como siempre, con paso lento y sin prisas en nada.
Puede que el abuelo tuviera razón, un poco de descanso y luz solar no le iría nada mal. Minako decidió salir a tomar el aire por las calles de Konoha antes de dormir debidamente, como le había dicho el abuelo.
Qué gran error.
Al pasar por una de esas calles llenas de gente no se hizo esperar el golpe en su cabeza, le acababan de lanzar una piedra casi del tamaño de su puño. En un lado de la frente se podía ver la sangre que empezaba a caer por el lado de su ojo y continuar su camino por la mejilla. A pesar del golpe, ella no cayó al suelo, sino que se quedó parada en el mismo sitio sin ningún tipo de reacción. Tenia sueño. Estaba cansada.
— Desaparece, monstruo. — miró con odio a la niña el hombre que había tirado esa piedra.
La jinchuriki esperó unos segundos a continuar su paseo.
— Tch, niña engreída. — protestó el hombre con arrogancia mientras la chica retomaba su camino.
Otro golpe llegó. Este desestabilizándola. Vino de la misma dirección, la misma persona. Brotando aún más sangre de su cabeza y empezando a teñir una pequeña parte de su cabellera de rojo.
Aún acostumbrados a acosar a la pequeña niña, la mayoría de la gente al rededor coincidía en que tirarle piedras y además de un tamaño considerable como ese, lo sentían excesivo. Aun así no hicieron nada para detenerlo y solo quedaron murmurando entre ellos.
Minako cansada y con míseras horas de sueño realizadas hace un par de días, detuvo su paso y lo reanudó hacia al hombre de mediana edad. Lento y tortuoso.
A cada paso que daba ella, el otro retrocedía, manteniendo la misma distancia que unos segundos atrás hasta que se cayó de espaldas y miró a la chica con cara de terror como si su vida fuera a ser arrebatada. La jinchuriki no se detuvo y siguió su camino hasta llegar enfrente del hombre.
— ¿Por qué me tienes tanto miedo? Solo soy una niña. — preguntó con neutralidad utilizando sus propias palabras contra él.
— Monstruo, muérete y deja que los humanos vivamos en paz. — declaró rabioso el que se encontraba en frente suyo.
— ¿Humanos? ¿Tú también te consideras humano? Pero... solo un monstruo puede herir a otro. — observó al vencido. Pasando su mano por la herida y mostrándola llena de sangre. Poniendo en duda la misma naturaleza de los seres débiles que tenía frente a sus narices.
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Minako // Una nueva vida
ФанфикEl futuro que creía conocer era mentira. ¿Qué sucede cuando sabe el porqué todos la odian? Una niña nace en lugar de Naruto. Pareciera que el propio mundo la odia cuando todas las catástrofes la quieren de testigo. Cuando no tienes a nadie que te pr...