— Deja de hacer eso.
— ¿Hacer qué?
— Tronarte los dedos.
SooBin resopló y asintió separando sus manos. BeomGyu lo miró extrañado. Llevaba un par de días así: más serio de lo habitual, un preocupado ambiente rodeándolo y fumaba hasta cuatro o cinco cigarrillos en la triste media hora que pasaba con BeomGyu sentado en los columpios.
— ¿Ya me dirás que tienes? — preguntó el de cabello oscuro.
SooBin daba la última calada a un cigarro antes de que se terminara y lo aplastara en el suelo para después botarlo en la basura
— No tengo nada, no te preocupes — afirmó el mayor.
BeomGyu rodó los ojos —: Deja de mentir, has estado así días. ¿Qué ocurre?
El más alto suspiró pesadamente. Eso hacía últimamente, suspiraba como si se le acabara el aire, como si hasta el respirar le pareciera tan pesado, sus manos se movían constantemente con nerviosismo y sus ojos se mostraban más decaídos que nunca. BeomGyu pasó la palma de su mano por la espalda de su mayor tratando de reconfortarlo, SooBin solo le sonreía débilmente.
Estaba a punto de sacar el quinto cigarrillo de la noche, pero el más bajo se lo impidió tomando su muñeca.
— No, SooBin.
— Estoy bien. Te he dicho que no te preocupes tanto por alguien como yo — susurró.
Y calló. Ambos callaron. En eso se basaban sus últimas noches; ya no hablaban, no reían. El menor se preguntaba si era por la noche de su cita, pero hasta donde sabía no había razones de un por qué a la actitud de SooBin.
— Sólo dime que pasa, trataré de ayudarte si lo necesitas, o no diré nada si es lo que deseas. Luces tan pesado últimamente, te escucharé si eso te ayuda a mejorar.
No le gustaba ser necio, pero sabía que si no había algo, SooBin tampoco. El tipo de pesadez a la que BeomGyu se refería era a... A esa pesadez que sientes cuando estás preocupado, tenso. Miró los ojos de SooBin, estos parecía que se cerrarían en cualquier momento y no precisamente de sueño o cansancio.
El peliazul se columpió un poco haciendo rechinar el columpio que se iba despintando poco a poco, mayormente de las cadenas que era donde los niños se agarraban al jugar.
— Lo que pasa es que... Es sólo que...
No lograba formular una simple frase. Su voz era baja, casi silenciosa. BeomGyu adoraba el silencio, pero justo ahora comenzaba a odiarlo.
— ¿Es por lo de la cita..? —cuestionó el menor tratando de ayudar a SooBin a hablar, si es lo que menos quería hacer.
— ¡No, no, no! No es eso, de hecho fue lindo...
— ¿Entonces?
— Estoy bien... Uh. Creo que debo irme.
BeomGyu miró su reloj, hacía unos minutos atrás habían sonado las campanas, pero ninguno se levantó.
— Vamos a mi casa, mamá y papá no están.
SooBin lo miró y sin renegar mucho asintió, tirando a la basura la colilla de su último cigarrillo. El menor tomó su mano y comenzaron a caminar, como se esperaba, el trayecto fue silencioso. No tardaron en llegar y subir a la habitación de el Choi menor.
Como siempre, puso el seguro y se acostó en su cama.
— Ven — llamó a SooBin.
Los pasos de el mayor al acercarse a BeomGyu eran lentos, casi miedosos. Se recostaron juntos en la posición más cómoda que encontraron.
El menor estiró su brazo a una parte de el colchón, sacando de debajo de la cama un par de audífonos inalámbricos, le pasó uno a SooBin quien lo aceptó gustoso, dándole una pequeña sonrisa. Él se colocó el otro y con su celular seleccionó una playlist que usaba para dormir con paz y tranquilidad. El mayor se acomodó mejor y Gyu comenzó a acariciar la cabellera contraria, acción que estaba relajando en demasía al peliazul.
Las yemas de los dedos de SooBin —quien apenas y se mantenía despierto— acariciaron el brazo del castaño, minutos después paró; se había quedado dormido.
BeomGyu se permitió ver las facciones de su mayor más de cerca: nunca había notado que la piel del contrario estaba perdiendo vida. Sus párpados estaban rojizos y los lagrimales algo húmedos, las ojeras de siempre eran aún más notorias. Sus dedos largos y huesudos estaban tomando un color raro, supuso que era por el cigarro.
Quiso llorar de sólo verlo. Suspiró y dejó un beso en su mejilla con cuidado de no despertarlo con el movimiento.
La piel demacrada de SooBin era tan solo un reflejo de su mente y alma.
ESTÁS LEYENDO
strawberries & cigarettes ☆ soogyu
FanficA BeomGyu le gustaba ver al chico de mirada triste que salía a fumar sentado sobre aquel columpio, en medio de la noche. "Siempre me dejas queriendo más... Las fresas y los cigarrillos siempre saben a ti." historia de mi autoría. » portada hecha por...