Prov Horacio
La navidad es una de las fechas más lindas que conozco, la ropa nueva, los regalos, la emoción de estar en familia, los nervios de que todo salga bien, las risas y la cena, un día en que toda la familia se reúne y disfrutan juntos.
Aunque yo nunca tuve esto, siempre me a parecido una fecha muy especial y esperaba poder celebrarla algún día con aquella familia que siempre me he imaginado.
Mi familia siempre fue disfuncional, mi madre era una mujer hermosa pero cobarde, que en cuanto tuvo la oportunidad de huir de los problemas la aprovechó dejando a su único hijo a su suerte, mi padre era de un temperamento fuerte y siempre andaba mal humorado y eso solo empeoró el día en que aquella mujer nos dejó, el abuso de él hacia mi se volvió algo constante, lo bueno era que casi no estaba en aquella casa, cada vez que tenía la oportunidad de salir la aprovechaba, en una de aquellas salidas fue que encontré a Gustabo.
El no tenía un hogar, y yo era consciente que mi padre no se daría cuenta si llevaba o no a alguien, así que decidí invitarlo a quedarse en mi "hogar", semanas después de nuestro encuentro se comenzaron a desencadenar los recuerdos de nuestras vidas pasadas, recordando así quienes habíamos sido y el lazo que nos unía.
Al final mi padre se dio cuenta de la presencia de Gustabo, aún así le dio poca importancia al asunto y lo dejó vivir con nosotros, claro que tenía que cumplir una cuota.
Las navidades después de que Gustabo llegó a mi casa mejoraron, tal vez no teníamos el dinero suficiente para la ropa, la cena o los regalos, pero me agradaba pasar mi tiempo con mi hermano, las risas, los juegos y las historias, era algo que nunca faltaba.
A los 16 años decidimos irnos de ese lugar, la verdad no teníamos nada que perder, ya que mi padre se había comenzado a comportar mucho más agresivo que otras veces, al parecer había hecho apuestas turbias en casinos de procedencia peligrosa, así que comenzó a pedirnos más dinero a Gustabo y a mi, el problema era que cuando no podíamos cumplir con la cuota comenzaba a golpearnos llamándonos escorias humanas, entre otras cosas.
Nuestra vida comenzó a mejorar poco a poco, después de todo ya habíamos vivido el infierno y no solo en esta vida si no que en la pasada también, la verdad es que existen pocas cosas que nos puedan lastimar o al menos eso me gusta considerar.
Primero llegamos a una ciudad en donde conocimos a muchas personas fascinantes, policías, EMS, personas común y corrientes, etc, pero sucedió un incidente que causó que tuviéramos que huir de ese lugar, un amigo nos ayudó a crear nuevos DNI, para así comenzar a vivir en Los Ángeles sin problema alguno.
La ciudad en si es algo caótica, pero a Gustabo y a mi nos gusta, este es el primer lugar al que realmente siento que le puedo llamar hogar, hemos conocido a muchas personas peligrosas, como a Nadando, a Emilio, a El chino, El Gringo, etc, ellos hacen parte de una organización criminal al la cual pertenecemos mi hermano y yo o bueno.... pertenecíamos, la abandonamos tiempo después de conocer a el superintendente y al comisario Volkov, después de todos ellos son nuestros únicos y verdaderos amores, en ciertas ocasiones intentamos alejarnos de ellos pero simplemente no funcionó de nada, los sentimientos seguían ahí.
Desde que los encontramos en Vanilla, nuestros mundos cambiaron una vez más para bien y ahora trabajamos junto a ellos, en este lugar me siento tranquilo pues hasta el momento nunca nos han juzgado por pertenecer a la comunidad LGBTI y se que aunque existiera algún payaso que lo intentara le iría muy mal.
-¡Horacio!- escuché como me gritaban al oído, al parecer era Gustabo quien me estaba llamando desde hace más de 5 minutos -Joder.... que estar junto al cabeza de hormiga te manda a otro mundo- nuevamente era Gustabo quien hablaba, pero esta vez hacia referencia al comisario Volkov.
-¿Como me ha llamado usted?- esta vez era Volkov quien se preparaba para comenzar una pequeña discusión con Gustabo -¡Callaros de una puta vez!- la voz del súper se hizo presente desde la cocina, pues traía cuatro platos para que comenzaremos a servirnos de la mesa lo que quisiéramos.
Encima de la mesa se podía ver pavo asado, una rica ensalada dulce, vino, unas salsas algo extrañas para mi y por último arroz, papu dejo los platos frente a cada uno de nosotros -Comed lo que queráis gilipollas, pero eso si no me hagáis un puto reguero- me causó mucha risa que como si aquello hubiera sido un reto Gustabo ya se encontraba regando las salsas y la comida por toda la mesa.
-¡Pero es que eres un anormal de mierda!- La voz del súper no se hizo esperar -calmese viejo, que no soy un anormal cualquiera, soy ¡Su! Anormal de mierda- aquello último lo dijo en un tono muy coqueto, papu solo se paró de su asiento se dirigió hasta Gustabo y le metió un buen golpe -¿y eso por qué?- mi hermano solo se quejaba mientras que se sobaba aquel lugar en donde le había pegado Conway -¡por gilipollas!- ante aquel comentario no pude aguantar más y me solté a reír, después de todo en el rostro de papu se podía apreciar un leve sonrojo por el comentario de Gustabo.
-¿También quieres una ostia Horacio?- No podía parar de reír, pero al escuchar eso simplemente negué y me tape la boca para comenzar a tranquilizarme.
Aquella escena se me hacía muy grata de ver, mi hermano con su pareja y yo con aquel hombre al que había amado alguna vez mucho tiempo atrás y con quien nuevamente tenía la suerte de estar, esto es lo que siempre había soñado para la navidad, mejor regalo que este no podía recibir, tenerlos a todos reunidos me hacía sentir el puto mejor de toda la ciudad.
-¿Horacio, te encuentras bien?- nuevamente una voz me sacó de mis pensamientos, esta vez era el comisario Volkov quien tenía una cara algo preocupada, comencé a fijarme a mi alrededor, al parecer había estado mucho tiempo en mi mente que ni me había fijado que ahora nos encontrábamos en el sofá de súper viendo algunas series en Netflix -¿Como?- fue lo único que pude decir -Horacio si se siente mal podemos ir al hospital o simplemente irnos a nuestro departamento a descansar- yo negué con la cabeza, al parecer había hecho que Volkov se preocupara por mi, y no solamente el pues Gustabo y Conway estaban mirándome en busca de alguna respuesta, yo simplemente negué con la cabeza -Estoy feliz de pasar esta navidad con ustedes, los adoro chicos- después de decir eso me acerqué a Conway y Gustabo para darles un pequeño abrazo, después me dirigí al comisario para abrazarlo y darle un tierno beso en la comisura de sus labios -mejor llevemos lo a un psicólogo- esta vez fue Gustabo quien habló, tenía un rostro desconcertado, pero nuevamente volví a negar -enserio, estoy bien, sigamos viendo la serie-
Al final los chicos me hicieron caso, aún así me preguntaban cada tanto si estaba bien, aquella fue una de las mejores navidades que pude haber tenido en toda mi vida, además de ser una noche que nunca olvidaré.
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Feliz navidad mis querid@s amig@s, espero que estén disfrutando al lado de sus seres queridos, los quiero mucho y nos estaremos leyendo muy pronto.
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REENCARNACIÓN (Intenabo y Volkacio)
FanfictionTodos tienen una pareja predestinada en sus vidas, aún así muy pocas personas las encuentran realmente. ¿Qué sucederá cuando estás dos parejas se encuentren? Sus almas han estado unidas incluso en épocas pasadas, ¿Por fin lograrán estar juntos?